Tribuna

Sinodalizar la Iglesia 

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Terminó, con la celebración de la Eucaristía en la Basílica de Guadalupe, la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.



¿Qué ideas, sensaciones, conclusiones nos van quedando al concluir estos días de encuentro? Aunque es un poco pronto para sacar conclusiones, hay algunas experiencias que resaltan y que me gustaría comentarles.

Primero la posibilidad de conectarnos virtualmente cerca de 800 personas del continente y de algunos otros sitios del mundo. Un grupo de unas 100 personas seguía el evento desde México en forma presencial. La conexión, aún con sus momentos mejores y peores, permitió un encuentro pastoral planetario inédito, lo cual a nivel metodológico abre una puerta a nuevos estilos y posibilidades de evangelización y relacionamiento eclesial.

Los temas más escuchados

En segundo lugar, más allá de los 12 desafíos más votados, los temas más escuchados estos días fueron: la necesidad de combatir el clericalismo; la urgencia de erradicar decididamente los abusos de poder, conciencia y sexuales en la Iglesia; la oportunidad de darle más espacio a las mujeres en la Iglesia en los lugares de decisión; la promoción del protagonismo de los jóvenes.

Los asambleístas participamos con entusiasmo de los grupos de discernimiento y hubo interesantes exposiciones y testimonios…

Una transversal a todas las reflexiones fue la necesidad de una reforma profunda en la Iglesia, para hacerla más parecida a lo que Jesús soñó para ella. Esa reforma tiene que ver con los protagonistas y con los procesos. Significa sobre todo una participación más activa de todos los miembros del Pueblo de Dios en un camino común, en el que vayamos discerniendo juntos el rumbo de nuestra comunidad eclesial.

Sinodalizar

Expresando este camino de reforma y conversión, se acuñó un verbo nuevo: “sinodalizar”, para manifestar la aspiración de volver más participativas y comunionales nuestras estructuras, procesos y acciones pastorales.

Resultó también muy claro que en este proceso sinodal “en salida”, el primer paso es la escucha, tal como dijo Francisco en su mensaje de apertura: “En una Asamblea el intercambio facilita “escuchar” la voz de Dios hasta escuchar con Él el clamor del pueblo, y escuchar al pueblo hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama. Les pido que procuren escucharse mutuamente y escuchar los clamores de nuestros hermanos y hermanas más pobres y olvidados”.

Escuchar es entonces la primera forma que adoptará nuestra reforma misionera.

Protagonismo de las mujeres

Los días de asamblea revelaron también algunas inconsistencias que tenemos como comunidad, por ejemplo: se escucharon fuertes críticas al clericalismo, pero en la Asamblea fueron sobre todo los clérigos quienes tuvieron la palabra… Hablamos del protagonismo de las mujeres, pero fuimos solo el 36% de los Asambleístas… cosas que nos pasan y que tenemos que trabajar por cambiar.

Hoy especialmente vienen a mi memoria las palabras de Margarita Moyano, una de las pocas mujeres que asistió como auditora al Concilio Vaticano II. Cuando volvió después de aquel evento a la Argentina y le preguntaron: ¿Cómo sabremos que todo lo que se ha dicho en el Concilio y que es tan importante no quedará sólo en palabras? ¿depende de los obispos? Margarita respondió: “Depende de ellos pero también de nuestro empuje y de nuestra fuerza para el cambio”. Nunca más actuales sus afirmaciones.