Tribuna

El liderazgo en la Vida Consagrada: sinodalidad

Compartir

El liderazgo hoy en la Vida Religiosa desde la sinodalidad tiene un modelo que es Jesús, quien en su actuar tenía como punto de referencia la voluntad del Padre. La Vida Religiosa tiene que modelarse al estilo de Jesús. Él nos ha llamado a caminar juntas, desde el carisma común de la congregación, a estar a la escucha de cada miembro de la congregación, de los acontecimientos de la vida y de las personas cercanas para discernir lo que el Espíritu nos va inspirando en este momento concreto.



El liderazgo compartido nos posibilita abrirnos, acoger los diversos carismas que son dones que Dios ha dado a cada hermana al servicio de la misión. Nos sitúa ante la corresponsabilidad que favorece la disponibilidad de esos múltiples dones puestos al servicio y a la búsqueda de la voluntad de Dios.

Llegar juntas a discernir

Esta forma de liderazgo nos abre a nuevas maneras de proceder, a nuevos horizontes aportados por la riqueza de cada miembro. Esto supone soltar el control, escuchar, tener paciencia, apoyar y aprender a caminar al ritmo de otras, sin prisa para conseguir resultados, acompañando las diferentes propuestas que van surgiendo para llegar juntas a discernir.

simbólica, manos, frutos, religiosa

La escucha del Espíritu nos coloca a todas en un mismo nivel de discernimiento, todas tenemos algo que aportar; no se trata de quién tiene razón, o sabe más, sino que se trata de intuir, ante situaciones concretas, qué invitaciones de Dios vamos percibiendo a través de la oración de cada hermana, compartiendo desde el diálogo lo que vamos intuyendo como posibles caminos. La tarea de la hermana o del equipo que lidera es animar, facilitar para que todas nos sintamos parte en la búsqueda de la voluntad de Dios.


*Superiora general de las Misioneras de Cristo Jesús

Lea más: