Tribuna

Oración por Puerto Rico: en resistencia y lucha desde Latinoamérica y el Caribe

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“Oirán aquel día los sordos las palabras de un libro, y desde la tiniebla y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán, los pobres volverán a alegrarse en Yahvé, y los hombres más pobres en el Santo de Israel se regocijarán. Porque habrán terminado los tiranos, se habrá acabado el hombre burlador, y serán exterminados todos los que desean el mal” (Isaías 29, 18-20).



Hermanos, hoy reiniciamos un camino de libertad. Porque cada vez que un ser humano grita justicia y lucha por ella, se abren caminos de libertad. Y eso es así, porque el camino de la libertad está abierto para Puerto Rico, pero es al pueblo puertorriqueño al que le toca caminarlo, orando, exigiendo y resistiendo. Para hacerlo, no hace falta violencia. Las puertas de la justicia se han abierto (y se abren cada día) para esta patria caribeña y nuestros pueblos hermanos de Latinoamérica. Para entrar, no necesitamos armarnos al estilo de los poderosos. El monte santo de la verdad ya se alza ante nosotros. Subamos al monte, que para guiarnos lo que tenemos es que estar dispuestos a escuchar la palabra de Dios, lo que necesitamos es dirigirnos por la luz del alma que nos permita ver sus maravillas.

Los tiranos dicen que la libertad está demasiado lejos, que no perdamos tiempo en tanto sacrificio y que no podremos llegar. Dicen los que se burlan del pueblo que hay unas enormes puertas blindadas que nos cierran el paso hacia la justicia. Dicen los que se han hecho “adictos a la maldad” y sus cómplices que lo único que encontraremos son las mentiras que ellos mismos siembran. Esos son los que están haciendo violencia, los que están armados hasta los dientes y mienten con descaro para confundir a nuestro pueblo.

Dicen que no hay dinero para pagar las pensiones de los que entregaron toda una vida al trabajo, porque ese dinero es para su ídolo inversionista buitre norteamericano. Dicen que no hay dinero para sostener escuelas en las que las nuevas generaciones se eduquen, porque ese dinero es para su ídolo a “inversionista buitre norteamericano”.

¿No hay dinero?

Dicen que no hay dinero para que tengamos una universidad que produzca los abogados, médicos, intelectuales y científicos del futuro, porque ese dinero es para su ídolo de inversionista buitre norteamericano. Dicen que no hay dinero para que podamos reparar nosotros el sistema eléctrico, porque ese dinero es para su ídolo inversionista buitre norteamericano. Dicen que no hay dinero para atender las muchas necesidades del pueblo pobre, porque ese dinero es para su ídolo inversionista buitre norteamericano.

Ellos, que sacan del país decenas de miles de millones de dólares cada año, pretenden aprobar una “nueva deuda impagable” de miles de millones de dólares más y que aceptemos sumisos esas cadenas. Ellos, que engordan con salarios de millones de dólares y se pavonean por ahí con mansiones, carros de lujo y centros de diversión y borracheras de poder, dicen que la culpa de la deuda es del pueblo por haberles confiado la dirección del país. Pero cuando se reúnen entre ellos para organizar los robos, lo hacen escondidos. Cuando traman esquemas para robarse el dinero, lo hacen escondidos. Cuando se entregan a todo libertinaje, dicen que lo que pasa es que el pueblo no quiere la libertad.

puerto rico

Tiranos, charlatanes y malévolos, son los idólatras que se postran ante el inversionista buitre norteamericano, que quieren mantener al pueblo sordo y ciego. Y en esta descripción caben muchos… cuidado el “que piensa negociar” y llegar a acuerdos con ellos, porque dice el Salmo 1,1:  “Dichoso el hombre que no va a reuniones de los malvados, ni sigue el camino de los malos, ni se sienta en la junta de los burlones”. Tengamos cuidado… porque en esa gestión muchos son los que entregan el alma a los intereses mezquinos.  

Señor, quítanos la sordera para que podamos escuchar tu palabra. Quítanos la ceguera para que podamos ver tus maravillas. Guíanos por la senda del bien, para que podamos “construir un porvenir” de libertad, justicia y verdad. ¡Vivamos para construir!  ¡No claudiquemos!