Tribuna

Está y… es apasionado

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“Los dos días más importantes de tu vida son el día que naces y el día en que descubres por qué” – Mark Twain.



Mark Twain es el seudónimo de Samuel Langhorne Clemens. Él fue un escritor norteamericano de mediados del s. XIX y vivió hasta 1910. Como tal publicó varias obras entre las que lo hicieron las más conocidas ‘Las aventuras de Tom Sawyer’ y ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’. Además de escritor en su biografía se destaca que fue humorista. Cualidad que se percibe en sus obras.

La frase que encabeza esta columna es de su autoría y nos parece muy adecuada para contemplar el misterio de Dios que la liturgia nos presentará en la semana santa y triduo Pascual. En esta condensación mistagógica la fe cristiana nos recuerda que estos son los días más importantes de nuestra fe: porque en ellos se descubre el por qué de la Encarnación y de la Creación. ¡La pasión, muerte y resurrección de Jesús nos ubica en el paradigma de un Dios apasionado en redimir a la humanidad y al cosmos! ¡El misterio pascual nos configura con un Dios que vive la apasionante aventura de salvar y hacer partícipes a los seres humanos de su misma vida!

La liturgia nos invita también a contemplar las escenas que esta semana se relatan.

Domingo del caminante a nuestro lado

“¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el Reino que ya viene! (Mc. 11, 9 – 10)

Primera escena: Dios peregrino. La celebración del domingo de ramos comienza con la bendición de los mismos y la procesión hasta el templo para continuar allí la liturgia de la palabra y de la eucaristía (CEA – Misal Romano Cotidiano, 2011, págs. 405-416). Seguramente en varias comunidades se harán homilías sobre el gesto de subirse a una asna e ingresar con aclamaciones a Jerusalén. Nosotros queremos poner el acento en que camina entre las personas y es aclamado con Hosanna.

Esta aclamación podría traducirse como “salvar, dar la salvación’ con el significado de ‘¡salva(nos) ahora!, ¡da(nos) ahora salvación!” (Biblia de estudio – Hosanna, 2024). Es un Dios que brinda salvación, que es portador de salvación y que por eso es aclamado. Y esto lo hace caminando entre las personas y de manera particular con las gentes sencillas y humildes de su pueblo.

Pareciera que ser cristiano es seguir a una Divinidad que camina con y entre nosotros, que se aproxima a nuestra vida, que está en el medio de la existencia. La fe cristiana es una aclamación y proclamación de una buena noticia: el reino está cerca, está viniendo, está llegando: ¡un Dios caminando entre las personas!

Jueves de la hospitalidad, la palangana y la comensalidad

Segunda escena: Dios que ama y lo hace hasta el fin, que come y convive con las personas, que se pone a los pies del ser humano para servirlo.

  • a. Lavatorio de pies

“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura” (Jn. 13, 1 – 5)

Jesús nos presentaría una imagen totalmente diferente del ser humano y de Dios. Ya no son contrincantes, sino personas que se vinculan por amor; ya no es el ser humano el servidor de Dios sino éste que se hace servidor de la humanidad; ya no es un Dios que está en algunos lugares sino aquel que está en torno a la mesa.

El recipiente que utiliza, según alguna traducción, es una “niptera”, que significaría “palangana, lebrillo’, que es un sustantivo que designa una fuente grande que se usaba para lavarse la cara, las manos y los pies” (Biblia de estudio).

Al instituir el sacerdocio de todos los cristianos la fe celebra que este ministerio, que brota del bautismo, se caracteriza por la hospitalidad, la teología de la palangana y de la comensalidad abierta.

  • b. Celebración del agradecimiento

“Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía. Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes” (Lc. 22, 19 – 20)

“Dio gracias”… Serían las palabras del sentido etimológico de la palabra “eucaristía”. Ella es una palabra compuesta por el adverbio “Eu”, que implicaría  “bueno, buen, bien”. Seguido de “charistos” como “estar agradecidos”, que proviene del sustantivo xάρις (jaris) que indicaría belleza, bondad, simpatía, encanto, muestra de favor. Es decir, eucaristía, etimológicamente hablando, se podría traducir como un “buen agradecer, estar bien agradecido”. Otra posible traducción sería “estar bien regocijado” por esa presencia actuante de Dios en la vida y la historia.

“la alegría festiva, jubilosa, que acompaña al pasado y guía hacia el futuro, se convierte en actitud característica de la comunidad neotestamentaria y de cada uno de los cristianos. El culto a Dios está lleno de esa alegría, que otorga a la acción de gracias en la eucaristía (la fracción del pan) un carácter jubiloso. Ella forma parte de la actitud fundamental de la vida del individuo y de la comunidad y abarca la salvación realizada objetivamente en Cristo, experimentada personalmente, y proyectada hacia el futuro” (Coenen, Lothar & Beyreuther, Erich & Bietenhard, Hans, 1990, págs. 75-76)

“Hagan esto en memoria mía”. Memoria (anamnesis) significaría recuerdo. A su vez es un gran desafío para nuestra existencia de fe. Hacer esto en recordación de Jesús, a menudo se toma como repetir lo que él hizo. Por la ubicación en la traducción y en el texto sería repetir la acción realizada con el pan y el vino. Y, por otro lado, dar gracias. En el texto de Lucas, el Nazareno tiene estos gestos: tomó el pan, dio gracias, lo partió… y dijo hagan memoria.

Podríamos contemplar este relato desde este inicio: “dar gracias” y partir el pan y compartir la copa sería vivir en un espíritu agradecido, en una dinámica de la vida que agradece.

Una pastoral eucarística deja de lado la mirada pecadocentrista del medioevo para volver la mirada a la mistagogía de las primeras comunidades cristianas. El motivo de este cambio es que la contemplación del misterio (Mistagogía) nos invitan a discernir la acción y presencia de Dios en la vida personal, social y comunitaria.

La perspectiva más mística comprende y busca hacer evidente la pedagogía de Dios. Y esa comprensión se realiza desde la fidelidad a Dios y a la realidad humana: hacer memoria no solo sería evocar algo pasado, sino vivir al estilo de Jesús, es decir, agradeciendo, comer y convivir en una comensalidad abierta donde todas las personas tienen lugar en la mesa, son bienvenidos y recibidos por amor: “hagan lo mismo que hice con ustedes”. Donde todos somos sacerdotes, todos somos invitados a la fiesta, a la mesa y a la memoria. Todos recibimos y compartimos el menú: tomen, coman y beban. Adorarlo, es vivir a su estilo.

Viernes de la entrega amorosa y universal

“Todo se ha cumplido. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 18, 30)

Tercera escena: Un Dios entregado y que cambia todo.

En apariencia y para ciertas perspectivas exitistas, la muerte es un fracaso… pero en Jesús se hace donación, esperanza y promesa “porque tendrá éxito, subirá y crecerá”. La cruz era un signo de rechazo y miedo… y en Jesús se hace trono de salvación y gracia.

Jesús en las búsquedas humanas está presente: “Yo soy”. Frente a actitudes de intimidación propone la paz y el desarmarse. Ante posibles ausencias… vive la cercanía de los amados que están ahí: María su mamá, y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena… y el discípulo amado (anónimo). Ante la ceguera de muchos ve y reconoce, invita a hospedar fraternal y cordialmente, “por eso el discípulo la recibe en su casa”.

En un jardín (Edén) comenzó una historia cargada de pecado y dolor… en otro jardín (Sepulcro) él mismo se hace comienzo de vida en abundancia, de amor, de pasión…

En un jardín del principio comenzó el egoísmo… en este jardín se hace principio y comienzo de generosidad y es el testimonio de un Dios apasionado en redimir a la humanidad y a la creación.

Sábado del anticipo gozoso

“En esta noche santa (…) la iglesia invita a todos sus hijos diseminados por toda la tierra a que se reúnan y permanezcan en vela para orar” (CEA – Misal Romano Cotidiano, 2011, pág. 515)

Cuarta escena: Dios que vence la oscuridad e invita a la fiesta.

La liturgia de la vigilia pascual pivotea e itera varias palabras: Exulten… Gocen… Alégrense… Noche verdaderamente feliz… Noche de las fiestas, Fiesta de las fiestas…

La vigilia Pascual nos hace vivir y entrar en el paradigma de la pascua como centro y núcleo del gozo.

Noche de la claridad, de la promesa realizada donde la ternura y caridad se hacen luz para todas las personas, porque Cristo es el lucero que no tiene ocaso.

Noche de gracia, del anticipo, para pregustar: en la oscuridad surge el alumbramiento. En un templo oscuro, brilla la luz que viene de afuera que ingresa en él para que cada uno de nosotros continuemos distribuyendo y siendo portadores de luminosidad en la realidad.

Noche de la luz que indica el triunfo de la gracia por encima de todo…

La fe cristiana es la fiesta de la presencia, ternura, acción y manifestación de Dios que desea ardientemente hacernos partes de su Misterio y de su Vida…

La Pascua… es vivir al estilo de la Trinidad: alegrando, gozando, exultando, agraciando, alumbrando, festejando….

Plegaria

Trinidad Santa, que eres apasionada,
Gracias por caminar entre nosotros, por hospedarnos, servirnos e incluirnos a todos.
Gracias por la entrega amorosa que es universal y que tanto te caracteriza.
Gracias porque podemos pregustar tu regalo en lo cotidiano de la existencia.
Gracias “porque no dejas de alentarnos a tener una vida más plena y, como eres rico en misericordia, ofreces siempre tu amor y nos invitas a confiar en tu indulgencia” (CEA – Misal Romano Cotidiano, 2011, pág. 946) (Plegaria de Reconciliación I)
Te pedimos, que la espera del lucero que no tiene ocaso nos invite a estar como Magdalena, prontos a ir al encuentro del hermano triste y afligido, solo o abandonado, inquieto y preocupado, para que juntos contemplemos que nos estás acompañando y podamos descubrir y compartir el gusto de vivir que la Pascua nos da.

Bibliografía

Biblia de estudio – Hosanna. (2024).
CEA – Misal Romano Cotidiano. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. Buenos Aires: Oficina del Libro.
Coenen, Lothar & Beyreuther, Erich & Bietenhard, Hans. (1990). ‘Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Vol. 1′. Salamanca: Sígueme.