Tribuna

Antonio Rosmini y el Concilio Vaticano II

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El 25 de enero de 1959, San Juan XXIII anuncia la convocatoria al Concilio Vaticano II, siendo este uno de los momentos más importantes del siglo XX, no sólo para la Iglesia, sino para el mundo contemporáneo. La convocatoria se sustentaba en el deseo del santo padre de que la Iglesia instaurara un diálogo con el mundo para brindar una respuesta refrescada y renovada desde la perspectiva católica, perseverando en la fidelidad a sus principios aunque preguntándose cómo responder a un mundo en cambio permanente.

El Concilio Vaticano II representó un cambio sustancial de la Iglesia frente a la circunstancia del hombre moderno. Se trató de buscar la unión íntima de la Iglesia con la familia humana universal. Un nombre parece haber circulado secretamente en algunas de las deliberaciones de los padres conciliares, el nombre de Antonio Rosmini.

Rosmini y los padres conciliares

Relacionar el nombre de Antonio Rosmini con el Concilio Vaticano II parece ser una aventura compleja. Sobre Rosmini caía una sombra oscura y espesa de sospecha. Fueron muchos sus contrarios, eclesiales especialmente; su pensamiento es muy difícil y complejo para la comprensión; por ello han preferido lanzarlo al olvido. La relación con el nombre y la obra de Rosmini era hostil. Sin embargo, la vena del pensamiento rosminiano se desplegó entre varios padres conciliares. Quizás no en aspectos filosóficos o teológicos, debido a que seguía siendo controversial, pero no así en el ámbito espiritual.

Una espiritualidad que expresaba de mejor manera el impulso hacia la reforma católica. Junto a las Máximas de Perfección Cristiana y las Cinco Llagas de la Santa Iglesia, también fueron muy consultados su Antropología Sobrenatural y sus ensayos de filosofía política y del derecho donde podemos ver en su máximo esplendor el personalismo rosminiano. Estas obras, de alguna manera, perfuman las deliberaciones que se volcaron en los documentos conciliares. Entre los padres conciliares que conocieron bien la espiritualidad rosminiana tenemos a los papas Juan XXIII y Pablo VI, Albino Luciani, Karol Wojtyla, Romano Guardini, Hans von Balthasar. Hombres que no sólo fueron fundamentales durante el Concilio, sino que serían determinantes en la historia de la Iglesia contemporánea.

 Espiritualidad rosminiana y Concilio Vaticano II

 La espiritualidad que une a Rosmini con el Concilio Vaticano II es aquella que aspira a una autorreforma en la Iglesia, reforma interna y desde adentro, con la participación armónica tanto de la Iglesia docente como de la Iglesia discente que, según el Catecismo de San Pio X, se refieren a todos los Obispos, con el Romano Pontífice a la cabeza, ya se encuentren dispersos, ya congregados en Concilio (docente) y todos los fieles (discente). Una espiritualidad que buscará desde lo más profundo la pureza evangélica y moral que sanaran las llagas de la Iglesia. Por supuesto, estamos claros, como seguramente lo estuvo Rosmini, lo que implicaba e implica el término reforma y su connotación negativa.

La espiritualidad rosminiana nos refiere a una reforma como progreso, en cuanto a que Antonio Rosmini, así como en Lumen Gentium, comprende a la Iglesia como un organismo vivo, en permanente crecimiento, germen y principio del Reino. Espiritualidad que, como apuntamos, anhela purificar y renovar para sanar las llagas, es decir, los males que en el presente afligen a la Iglesia. En Gaudium et Spes leemos que “aunque la Iglesia, por la virtud del Espíritu Santo, se ha mantenido como esposa fiel de su Señor y nunca ha cesado de ser signo de salvación en el mundo, sabe, sin embargo, muy bien que no siempre, a lo largo de su prolongada historia, fueron todos sus miembros, clérigos o laicos, fieles al espíritu de Dios”.

Lógicamente, estas líneas se tratan de un sencillo abre boca que merece una dedicación más profunda. Lo hemos expuesto acá, como tantos otros, para traer a la dinámica de la Iglesia actual un pensamiento que aún tiene por decir, a pesar del tiempo transcurrido. Paz y Bien

Por Valmore Muñoz Arteaga. Director del Colegio Antonio Rosmini. Maracaibo – Venezuela