“Todos sabemos lo que Francisco quiere decir con que los pastores vivan impregnados con el olor a rebaño, pero no lo hacemos”, señala el arzobispo en el simposio por el 75º aniversario de la revista Vida Religiosa
Para el pastor portugués, “el gran peligro de la vida consagrada es convertirse en una vida aséptica, sin olor, sin rasgos, y sin capacidad de generar recuerdos”