Una realidad innegable


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Para empezar

La sostenibilidad hace referencia a poder satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando un equilibrio económico y un bienestar social. La economía es un pilar fundamental para sustentar la Institución pero, ¿es menos importante planificar de forma ordenada un relevo generacional que permita la conservación de la institución? La respuesta es no, la Institución debe contar con un plan de sostenibilidad generacional que vele por cuidar de sus miembros y llame a la vocación.



Por dónde nos movemos

Así como en el mundo de la empresa, dentro de la complejidad, este problema es relativamente sencillo de solventar, en una congregación la complicación es elevada. De un día para otro no se puede conseguir un reemplazo, sino que requiere una planificación previa: se necesitan vocaciones, tiempo para formar, transmitir el carisma, etc. Y todo ello supone una inversión.

Los requerimientos económicos/financieros para sustentar, no solo la congregación y su misión, sino también a sus miembros, deberían estar garantizados con una correcta definición del patrimonio estable. Los cambios estructurales del Instituto no deberían ser un problema puesto que el patrimonio estable está en continua revisión.

Sin embargo, todo esto no es posible sin un buen plan de comunicación: la secularización de la sociedad nos lleva a un desconocimiento cada vez mayor de la religión, las congregaciones y sus obras apostólicas. En este contexto, difícilmente se conseguirán vocaciones. Un buen plan para dar a conocer la congregación nos llevará a poner de actualidad la vida religiosa desde un punto de vista positivo frente al negacionismo que impera, atrayendo, por tanto, vocaciones. Es un proceso lento, sí, pero necesario para evitar la extinción de muchas congregaciones.

Qué dice la Iglesia

El patrimonio estable compuesto por bienes, inmuebles o muebles, garantiza la subsistencia del Instituto, de las Provincias y de las casas legítimamente erigidas y de sus miembros y asegura la realización de su misión”. Economía al Servicio del Carisma y de la Misión, CIVCSVA.

“La experiencia del Éxodo nos enseña que el conocimiento de Dios se transmite sobre todo contando, de generación en generación, cómo Él sigue haciéndose presente. El Dios de la vida se comunica contando la vida”. Mensaje del papa Francisco para la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones.

Cómo lo aplicamos

Por medio del acompañamiento, no solo en la gestión patrimonial, sino también en la planificación, elaboración de presupuestos, etc. Definiendo correctamente los recursos económicos necesarios para la sostenibilidad, es decir, el patrimonio estable, se podrán garantizar los requisitos económicos para cubrir las necesidades de los miembros del instituto y de la misión. Adicionalmente, se deben llevar a cabo revisiones periódicas para comprobar que dicho patrimonio sigue ajustándose a la realidad del instituto.

En cuanto a la comunicación, debido no solo a la afinidad sino también basándonos en la experiencia y en un punto de vista externo, podemos vislumbrar situaciones difíciles para la congregación. Anticipar estas situaciones y ayudar en la elaboración de un plan de comunicación permitirá cubrir esas necesidades con tiempo, consiguiendo esas vocaciones tan imprescindibles.

Desde la realidad

Una planificación mal llevada o no contemplada deja sin margen de maniobra a las congregaciones, llegando a hacerlas desaparecer. Y con ellas su carisma. Acomodarnos, sentarnos sobre los recursos para evitar que falten en lugar de hacer un uso eficiente y responsable de ellos, hace mal a los propios miembros, a la congregación, y a la Iglesia en general, ejerciendo un impacto difícilmente solventable.

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