José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Proscritos y condenados


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VIERNES

Se me resiste el remate final de La casa de papel. No por falta de ganas. En el tiempo de los contenidos a la carta, ya se encarga la realidad de colocar sus propias pausas publicitarias, que pueden durar días. La vida es el tiempo que transcurre entre un episodio y otro de los ladrones del Banco de España. Le he dado al ‘stop’ hasta el próximo hueco al escuchar esto: “En la derrota se define un hombre”. Enmárquese.



SÁBADO

Viendo la que se ha armado con el viaje exprés de Yolanda Díaz, no me extraña que en Roma nadie se pronuncie todavía sobre la peregrinación a Santiago. A medida que pasa el tiempo, comprendo más aquel comentario que dejó caer Francisco hace casi tres años cuando se le preguntó si llegaría la visita a España: “Iré cuando haya paz”. Si dependiera del salseo en el que ha caído hasta el apuntador con la vicepresidenta, podemos esperar sentados. Haciendo ganchillo.

DOMINGO

Llevar la mitra implica exponerse. Como cualquier otro que asume un liderazgo público. A la par, va la etiqueta de todopoderoso e inmaculado en la casulla, con las consiguientes decepciones cuando se ofrecen signos de debilidad o de simple humanidad. Tregua de Adviento al báculo, que también siente y padece. Y muchas veces en soledad.

LUNES

Fundación Pablo VI. Reflexiones interconfesionales compartidas sobre la ecología integral. La voz de un rabino. “Estamos en un tiempo de calentamiento global, pero enfriamiento espiritual”. La edad del hielo interior.

MARTES

El suicidio de Verónica Forqué deja un reguero de búsqueda de culpables tras de sí. Amén de esa relectura de cómo aquel que se quita la vida hasta anteayer estaba vetado en el cementerio y se le negaban las exequias. Eran proscritos y condenados ad eternum en cuerpo y alma. ¿Eran o son?

MIÉRCOLES

Ana Mena no cantará finalmente en la gala de Nochebuena del Aula Pablo II. No hay veto al perreo. La cantante se apuntó antes a San Remo, sin saber que participar en el festival de los festivales en Italia excluye cualquier actuación en otros escenarios que suenen a promoción para los concursantes. Y el Vaticano lo es. Aunque no siempre Roma es la primera opción en la agenda.

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