Planificar y presupuestar: instrumentos al servicio del orden y la prudencia


Compartir

Para empezar

Todo proyecto, independientemente de su finalidad, debería llevar asociada una planificación. Objetivos, hitos principales, tareas, responsables, plazos, etc. Planificación que debe ayudarnos a entender en todo momento en qué punto nos situamos y si nos hemos desviado de la ruta trazada, permitiéndonos corregir el rumbo a tiempo para llegar al destino deseado.



Parte de ese plan es un buen presupuesto que muestre los requerimientos financieros de manera suficientemente aproximada en el medio plazo y mucho más precisa en el corto (12 meses). Se trata de una herramienta clave, pero no es la única. Un flujo de caja y un buen calendario de pagos evitará llevar a cabo ventas precipitadas (de inmuebles u otros activos) que puedan llegar a suponer pérdidas para la institución, dificultando su sostenibilidad.

Por dónde nos movemos

Existe el riesgo entre las personas que forman parte de las instituciones religiosas de ver la economía como algo alejado de su misión. Una obligación “incómoda” pero necesaria de atender. A este riesgo se puede sumar, en ocasiones, la falta de formación financiera de quien tiene que asumir esta función. El resultado de todo ello es fácil de deducir: falta de precisión, coherencia y puntualidad en los sistemas contables, inexactitud de los estados financieros que se derivan de la contabilidad, ausencia de planificación y presupuestos, una gestión patrimonial no alineada con la misión.

Esto nos puede llevar a la aparición de múltiples problemas. Como tener que enfrentarnos a obligaciones de pago sin disponer de la liquidez necesaria. En otras ocasiones, un nuevo proyecto se lleva a cabo empleando la liquidez necesaria (o realizándola) sin tener en cuenta alternativas perfectamente válidas que eviten la descapitalización.

José Carrasco, ecónomo de Murcia

Una buena planificación, un sistema contable y estados financieros bien llevados, contribuirán a la salud y sostenibilidad de nuestros proyectos y nuestra misión.

“Es la audacia de la construcción paciente, de la planificación que no mira siempre y solo al beneficio a corto plazo, sino a los frutos a medio y largo plazo y, sobre todo, a las personas”, como decía el papa Francisco en la VII Jornada de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas.

Qué dice la Iglesia

“En lo que respecta a las obras, resulta oportuno, para asegurar un uso eficaz de los recursos disponibles, recurrir a instrumentos adecuados de definición de objetivos a medio-largo plazo (planificación estratégica); de programación económico-financiera (presupuesto) y de evaluación continua del cumplimiento de los objetivos previstos (control de gestión), identificando sujetos competentes y procedimientos de ejecución proporcionales a la envergadura y a las características especiales de las actividades”. ‘Economía al Servicio del Carisma y de la Misión’, CIVCSVA.

Cómo lo aplicamos

Desde el conocimiento del cliente y su misión, y tras un análisis de sus estados financieros, se puede constituir una cartera de inversión que permita dar servicio a las distintas necesidades de pago de la institución así como cubrir los costes de los nuevos proyectos que se presenten. Una parte de la cartera puede estar orientada a la obtención de rentas periódicas, con un calendario preestablecido (vía dividendos y cupones por ejemplo) que cuadre con los pagos previstos de la institución (amortización de préstamos, salarios de empleados, etc.) de forma que no suponga una descapitalización.

Por otro lado, otra parte de la cartera puede estar orientada al largo plazo y a incrementar su valor, con vistas a que genere una rentabilidad tal que permita poner en marcha un nuevo proyecto planificado para el futuro.

Desde la realidad

La falta de planificación de las necesidades asociadas a nuestros proyectos puede y suele llevar a tomar decisiones erróneas. Desde vernos obligados a malvender inmuebles o cartera de inversiones a tener una necesidad de endeudarnos que pudiera haberse evitado  Este escenario es evitable mediante una planificación regular, un control periódico de la realidad frente a lo planificado y una configuración adecuada de las inversiones (cartera).

Un servicio ofrecido por:

alveus