El tema Venezuela sale en el primer viaje del papa León XIV. Ya anteriormente se había comentado en este espacio cómo la crisis del país suramericano está presente en su biografía oficial.
La mención específica sobre Venezuela fue realizada durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso a Roma, tras su visita a Turquía y al Líbano.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Lo dicho por el papa León fue:
“Sobre Venezuela, a nivel de la Conferencia Episcopal, con el nuncio, estamos buscando maneras para calmar la situación, buscar sobre todo el bien del pueblo porque, muchas veces, quien sufre en estas situaciones es el pueblo, no son las autoridades.
Las voces que vienen de Estados Unidos cambian y con cierta frecuencia, a veces, hay que ver. Por un lado, parece que ha habido una conversación por teléfono de los dos presidentes.
De otro lado, hay ese peligro, esa posibilidad de que haya alguna actividad, alguna operación, incluso invadiendo territorio de Venezuela. Yo no sé más, yo de nuevo creo que es, digamos, mejor buscar maneras de diálogo, quizás presión, incluso presión económica, pero buscando otra manera para cambiar, si es lo que decide hacer Estados Unidos”.
Ideas claves del comentario de Prevost
Hay cuatro ideas en lo referido: Primero, el trabajo desarrollado por la Conferencia Episcopal Venezolana y la Nunciatura Apostólica para la atención de las víctimas, que va desde la emergencia humanitaria compleja —con altos índices de desnutrición— hasta la situación de los migrantes.
León XIV fue directo: “muchas veces, quien sufre en estas situaciones es el pueblo, no son las autoridades”. Francisco, hace algún tiempo, lo dijo con palabras aún más directas: el pueblo venezolano “probado en el sufrimiento por la pandemia y por la arrogancia de los poderosos y la creciente pobreza que lo estrangula”, en una carta histórica al cardenal Porras.
La segunda idea es la situación en el Caribe. Con discreción y la prudencia necesaria, el papa evoca el camino del diálogo, lo políticamente aceptado del máximo representante de la diplomacia pontificia, que siempre —siempre, siempre— estará a favor de la paz y la no violencia.
Prevost habla de peligro, pero no hace una crítica abierta y frontal hacia Estados Unidos. No será su línea un antiamericanismo; sería ilógico, pues es su país de origen y tuvo cuidado al referirse al tema.
Un tercer elemento, no menos importante, “quizás presión, incluso presión económica”. Una mención específica y sin posibilidad de otras interpretaciones dentro de la diplomacia papal.
Durante la pandemia, el papa Francisco, en su mensaje de Pascua, había mencionado: “Que permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria”, interpretándose como un llamado a la reducción de las sanciones. Previo a esa cita, en el contexto internacional, había dicho: “Considerando las circunstancias, se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados” —por el COVID 19—.
León XIV, en un contexto diferente, abre la puerta para respaldar el camino ya explorado de las presiones económicas.
No es ninguna novedad, el papa no se sale de la Doctrina Social de la Iglesia, que dice: “Las sanciones, en las formas previstas por el ordenamiento internacional contemporáneo, buscan corregir el comportamiento del gobierno de un país que viola las reglas de la pacífica y ordenada convivencia internacional o que practica graves formas de opresión contra la población (…) La verdadera finalidad de estas medidas es abrir paso a la negociación y al diálogo” (CDSI, 507).
La discreta mención al cambio
Por último, el cuarto elemento de lo dicho por el papa Prevost: “buscando otra manera para cambiar, si es lo que decide hacer Estados Unidos”.
Es la primera vez que el Vaticano habla de un posible cambio, aunque fuese con el condicionante respecto de las acciones por parte de Estados Unidos.
De ello se deriva que todo objetivo de la acción diplomática que respalda la Santa Sede va por el camino pacífico para un cambio, en función del drama que sufren las víctimas, en primera línea de su discurso.
Por Rixio G Portillo R. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey.
Foto: Vatican Media.
