Trinidad Ried
Presidenta de la Fundación Vínculo

La Biblia, el mejor coach ontológico


Compartir

Para partir, lo primero es dar una breve referencia de lo que es el coach ontológico, cómo opera y por qué ha tomado tanta relevancia en el último tiempo. El coaching ontológico es una disciplina que ayuda a interpretar a los seres humanos, sus interacciones, sus comportamientos y a que logren los objetivos que se proponen tanto para sí mismos como para sus empresas y la sociedad, dice la definición oficial. Sin embargo, si desmembramos aún más sus términos, más nos puede ayudar. Un coach, es un entrenador de los vínculos y relaciones que las personas han ido construyendo a lo largo de su vida y trabaja a través de preguntas e interpelaciones que le permiten tomar conciencia de sus obstáculos internos y externos que no le permiten desplegarse con plenitud y alcanzar sus objetivos y felicidad. Un coach es alguien que por su propia experiencia y preparación ya conoce mucho del camino humano y por lo mismo es un consejero sabio a la hora del discernimiento y de la elección que podamos realizar. Cuando se habla de ontología, por su parte, se refiere a todo lo que involucra al ser, por lo tanto, contempla la dimensión corporal, emocional, cognitiva y espiritual, superando una lógica reduccionista en que puede caer la medicina, la psicología o lo neurológico propiamente tal.



Cómo trabajan

Básicamente el coach cuestiona a las personas o equipos de trabajo y así los ayuda a ir generando procesos de transformación de hábitos, creencias, modos de relación e interacciones tóxicas por otras que permitan fluir y alcanzar las metas deseadas. Con ello, va ayudando a tomar conciencia de los talentos y capacidades que se posee, a desmitificar “modos automáticos”, a armar mejores dinámicas de equipos y a re priorizar a las personas y los vínculos como base de cualquier proyecto. Podríamos decir, sin alejarnos demasiado de la verdad, que son los “mistagogos” de la actualidad. Esos antiguos sabios de Grecia que introducían a los jóvenes en el arte de la vida y en los misterios de la existencia. Con el secularismo y la crisis de la iglesia, este acompañamiento muchas veces ejercido por sacerdotes, consagrados y maestros, se institucionalizó en esta nueva vocación que ha tomado una relevancia muy grande en el mundo empresarial y social de occidente. Sin desestimar la valiosa ayuda que puedan dar, hoy queremos presentar a un nuevo y antiguo coach que puede ser de tremenda ayuda para sobrellevar las dudas y crisis del tiempo actual.

La Biblia, ¿cómo leerla?

Uno de los grandes errores de la catequesis y nuestra propia formación es creer de modo literal o sobrenatural todo lo que en ella se relata. Otro error es creer que Dios “dictó”. No hay dictado divino de palabras sagradas a un autor humano. Dios es autor, cien por ciento; el hagiógrafo –o escritor– también lo es, cien por ciento en su respectivo nivel. Dios habla y comunica la verdad desde dentro de la experiencia de la fe que humaniza (actúa de manera humana) y según los modos de cada tiempo. Por eso, para entender lo que Dios ha querido comunicar de modo humano, es necesario investigar con atención lo que los autores sagrados pretendieron expresar y estar atentos a todo su contexto. Otro error recurrente fue también la tendencia a leer todo en términos “históricos”. Los libros de la Biblia no son crónicas periodísticas o históricas de hechos, sino de un testimonio de la experiencia de la fe, expresado en los términos de una persona creyente con elementos históricos y otros que no lo son. Por lo mismo, no es un dato transparente y evidente, sino géneros simbólicos como la poesía o la prosa. Por ello ningún libro puede ser interpretado en forma fundamentalista porque nos lleva a errores; sino como formas muy diversas de narrar la vivencia humana y sus procesos. Cada texto además tiene su contexto y una intención del autor.

Manos de mujer sobre una Biblia

La Biblia como el mejor coach

Por deformación de la catequesis, por interpretaciones literales, infantiles o bien escépticas por el análisis “histórico”, la Biblia actualmente es un libro escasamente leído y muchas veces rechazado por prejuicios o resentimientos válidos de personas que fueron dañadas por sus interpretaciones humanas. Sin embargo, al no considerarla se desperdicia una “universidad” milenaria de humanidad, que recopila las experiencias y procesos de la mujer y del hombre de todos los tiempos. La Biblia es sin número de voces que nos interpelan en las problemáticas de siempre con una voz que nos permite, al igual que un coach, reconocer nuestros demonios internos y externos, desarrollar nuevas conciencias y habilidades, darnos cuenta de los procesos que estamos viviendo y cómo seguir el camino más virtuoso para desplegar la identidad personal (singular y comunitaria) y la conquista de la libertad. Los textos de la Biblia son narraciones sin temporalidad que evocan nuestras vivencias humanas y nos permiten ordenarnos, orientarnos, discernir y elegir el mejor camino para ser y hacer lo que vinimos a plasmar con nuestra singularidad. Creyentes y no creyentes pueden encontrar en la Palabra de Dios al mejor entrenador para transformarse en su mejor versión. Si sabemos leerla adecuadamente, podremos comenzar a identificarnos en cada uno de los relatos y encontrar las respuestas que tanto necesitamos en medio del cambio e incertidumbre actual. La Biblia es el perfecto manual para un “Re-evolucionario Amorista” de hoy y de todos los tiempos.

Los “tops tres” de la Biblia para el momento actual

Cada versículo de la Biblia es un tesoro para excavar que nos interpela y nos permite conocer en mayor profundidad el alma humana y su complejidad. Sin embargo, para ejemplificar esta propuesta tomamos arbitrariamente los tres que nos parecen más elocuentes para lo que estamos viviendo con la pandemia y con los cambios de Chile y los países en general.

1. Jesús como terapeuta a través de las parábolas

A palabra del Señor, más allá de la visión de un creyente, pasa a ser la de un excelente coach que acompaña nuestros procesos espirituales y va cambiando las distorsiones de Dios y de los falsos “yo” que nos hemos construido. Tal como lo afirma Anselm Grün, en su libro ‘Jesús como terapeuta’, muchos de los relatos del Señor nos llevan a mostrar las diversas facetas de la vida, incluyendo las más dolorosas, y nos ayudan a encontrar nuestra verdadera identidad que está en el amor y no en el egoísmo ni el ego tan propio de nuestra era. Jesús sale a nuestro encuentro en cada historia, nos hace confrontarnos con nuestras heridas y nos muestra un sendero para poder alcanzar la salud física, psíquica y espiritual. Cada una de ellas en el fondo es una pedagogía para ser más conscientes, conocernos más profundamente y poder actuar con libertad y paz interior. Algunos de los ejemplos más conocidos son: El padre misericordioso y el hijo pródigo que nos habla de nuestro recorrido humano de inconciencia a conciencia del Amor; el proceso de individuación donde nos hacemos conscientes de estar unidos a todos y al mismo tiempo reconocer nuestra singularidad. Otro ejemplo es la parábola del sembrador que nos revela cómo está nuestro corazón para recibir la conversión y que depende de nuestra tierra la germinación; por su parte, el buen samaritano nos enseña la solidaridad y fraternidad como modo de relación con nuestra diversidad; la moneda perdida como lo prioritario que somos para Dios/amor; el trigo y la cizaña dando cuenta de nuestra lucha espiritual, etc. Todas nos hablan de vínculos y el modo de hacerlos nutritivos y generadores de vida y no tóxicos y destructivos como muchas veces son hoy.

2. Los “personajes de la Biblia”

Una preciosa e interesante interpelación de nuestro ser nos la otorgan también todos los personajes de la Sagrada Escritura tanto del antiguo como el nuevo testamento. En sus libros ‘Luchar y amar y ‘Mujer, Reina e Indomable’, el mismo Anselm Grün nos va exponiendo nuestras vivencias y los modos de resolverlas para sacar más amor y provecho para todos. En el caso de los 18 arquetipos masculinos -que sirven para todos- va mostrando cómo para ser un ser humano completo y realizado debemos integrar la capacidad de amar y luchar. Por ejemplo, destaca a Abrahán que sale de su zona de confort para aventurarse a lo desconocido y a desplegar su verdadero ser que lo convierte en Abraham, de peregrino a padre de todas las naciones. Preclaro es también el testimonio de Moisés como guía de otros y todas las vicisitudes que debe pasar; o la confianza de anunciar y denunciar la injusticia de un Elías o anunciar la conversión como San Juan Bautista. Los referentes femeninos también nos interpelan en nuestra realidad cotidiana dándonos luces a todos de cómo ser reyes y reinas de nosotras/os mismas/os, con dignidad y la libertad para ser lo que vinimos a ser. Así, el autor expone, por ejemplo, el reconocimiento del propio valor sin dependencias de otros como es el caso de Agar, la mujer abandonada; o Judith la luchadora que saca adelante con astucia su misión de vida o Marta y María, las hermanas que representan a la anfitriona (la del hacer) y la artista (la del ser) que todos llevamos dentro.

3. El código del reino de Dios

La Biblia no solo nos habla de nuestra humanidad sino también cómo relacionarnos con los demás para llevar adelante nuestros objetivos de una forma muy diferente a la actual. El principal mensaje de Jesús fue vivir de acuerdo con un código donde “mi vida vale la pena y la tuya también” que nos hace tratarnos como hermanos y cuidar de nuestra casa común. Nosotros en cambio solemos movernos en códigos tóxicos como “mi vida vale la pena y la tuya no”, por lo que uso y abuso del otro (incluyendo a la creación); “mi vida no vale la pena y la tuya sí” por lo que me presto para ser arrasado y víctima de los primeros; o bien “Mi vida no vale la pena y la tuya tampoco” por lo que puedo destruirlo todo y a todos sin que me importe. Ya vivo en el infierno y quiero que todos lo vivan. Jesús vino a enseñarnos cómo traer y plasmar el cielo ya en esta vida, no perfecto ni terminando, pero sí en proceso.