¿Judíos o cristianos?


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Acabo de leer un libro muy interesante: ‘Un rabino habla con Jesús. Una discusión sobre Dios’, del rabino Jacob Neusner (Encuentro, 2024). Este autor fue uno de los más importantes en el estudio del judaísmo antiguo, con su enorme volumen de historia y de literatura misnaica, talmúdica y midrásica.



El libro es la respuesta que da un judío a la cuestión de si él, si hubiera tenido la ocasión de conocer a Jesús y de escucharle en aquel monte de Galilea en que el Maestro pronunció el llamado Sermón de la montaña, se habría adherido a su incipiente movimiento y se habría hecho “cristiano”. Una pregunta que a buen seguro muchos cristianos se habrán hecho alguna vez: ¿realmente sería yo cristiano si me hubiera encontrado con el Jesús que anduvo por los caminos de Galilea?

Pero no hay que olvidar que el Jesús que pronuncia el Sermón de la montaña es el de Mateo, un Jesús muy “judío” que es el protagonista de un evangelio también muy judío (de hecho, se suele considerar el más judío de lo cuatro evangelios canónicos). A este Jesús es al que debemos la conocida expresión: “No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos” (Mt 5,17-19).

Responsabilidad en la muerte de Jesús

Pero también de Mateo es la frase que pronuncia la multitud cuando Pilato declina su responsabilidad en la muerte de Jesús: “Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos ante la gente, diciendo: ‘Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!’ Todo el pueblo contestó: ‘¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!’” (Mt 27,24-25). Una expresión que, por desgracia, ha servido durante siglos de alimento para el antisemitismo.

Probablemente, Mateo es un evangelio que nació en un ambiente judío y que, por determinadas circunstancias, fue expulsado de él. De ahí la disputa con las autoridades del judaísmo de su época, probablemente fariseas. Pero eso no significó que Mateo renunciara a sus raíces y a reivindicar los valores judíos para Jesús y sus seguidores.