Cardenal Cristóbal López Romero
Cardenal arzobispo de Rabat

Gol póstumo de Marruecos


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Se cuenta del Cid Campeador que ganó una batalla estando ya muerto: fue una victoria póstuma. Hay quienes engendran un hijo y no llegan a conocerlo, porque mueren antes de su nacimiento: se trata de un hijo póstumo.



Yo quiero hablarles del gol póstumo marcado por la selección nacional de fútbol de Marruecos. Es de todos conocido el excelente resultado obtenido por dicho equipo en el último campeonato mundial, el tan discutido y denostado Mundial de Qatar. Marruecos es una selección no habitual en estas lides; sin embargo, en esta ocasión llegó hasta las semifinales y obtuvo un más que honroso cuarto puesto. Para ello, dejó por el camino a selecciones de tanto peso e historia como Bélgica, España y Portugal.

Nunca un país africano, ni árabe, ni musulmán había llegado tan lejos, por lo que Marruecos se convirtió en todo un símbolo representativo de esos tres mundos (que no coinciden, sino que son muy diversos).

Fue muy mediatizada la euforia con que el pueblo marroquí, el que reside en Marruecos y el de la diáspora, celebró cada uno de los pasos. El jolgorio, los cantos y gritos, la alegría de la que yo fui testigo directo, es difícilmente descriptible con un vocabulario ordinario. Y el recibimiento que se les dispensó a los jugadores y técnicos a su regreso a Rabat ha de ser calificado de apoteósico, multitudinario y excepcional.

Todo muy bien; excepto algunos excesos, no en Marruecos sino en Bélgica, que se cebaron con el mobiliario urbano y algunos coches aparcados desgraciadamente en el recorrido de los eufóricos manifestantes.

Los leones del Atlas

Pero lo mejor es el gol póstumo marcado por todos los jugadores de los ‘leones del Atlas’, que así son denominados los integrantes del equipo marroquí. Resulta que, según leo, “todo el equipo marroquí decidió donar todas sus ganancias de la Copa del Mundo a niños y familias pobres en Marruecos”.

Lo cierto es que no he tenido tiempo ni medios para verificar la noticia… pero quiero acogerme al beneficio de la duda: ¡estamos tan faltos de buenas noticias!

El bien que los triunfos de Marruecos ha hecho al pueblo marroquí es inmenso, y la energía que se generó con el acontecimiento no se mide en kilovatios: hay que pasar a los megavatios. Pero la donación de las ganancias del equipo es un gol póstumo de primera categoría, que supera todo lo anterior.

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