José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

Escuchar con los oídos del corazón


Compartir

Antoine de Sant-Exupéry es el autor de la multimentada frase que aparece en “El Principito”: “… no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos“.



Francisco de Roma nos acaba de regalar una semejante, pues es muy dado a sorprendernos con expresiones no sólo impactantes por su estructura lingüística sino también por la profundidad de sus contenidos. Su mensaje con motivo de la 56 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales lleva por título “Escuchar con los oídos del corazón“.

El escrito inicia con una contradicción: mientras estamos perdiendo la capacidad para escuchar a quien tenemos delante, más necesidad tenemos de ser escuchados. Esta urgencia nos interpela en especial a quienes atendemos a personas en búsqueda de atención, muchas veces angustiadas por determinadas problemáticas.

La verdadera sede de la escucha, insiste Bergoglio, es el corazón, y no los oídos físicos. Podemos tener unos perfectos, pero ello no nos garantiza escuchar a los demás. Y ofreciendo una nueva tríada, de esas que tanto le placen, nos indica: “Sólo prestando atención a ‘quién’ escuchamos, ‘qué’ escuchamos y ‘cómo’ escuchamos podemos crecer en el arte de comunicar…”.

En efecto. Francisco de Roma sostiene que la escucha es la condición de la buena comunicación, una escucha franca y transparente, sin espionajes ni trampas, en la que buscamos conocer no sólo lo que se nos dice sino lo que se nos quiere decir.

Y acuñando una nueva palabra, original del filósofo Abraham Kaplan, el Papa advierte sobre el riesgo de los ‘duálogos’, monólogos a dos voces, en los que aparentamos atender a lo que el otro afirma, pero en realidad sólo nos escuchamos a nosotros mismos, y buscamos imponer nuestros puntos de vista.

No podía faltar, obvio, el llamado papal a la escucha en nuestra Iglesia, y cita a un teólogo protestante, Dietrich Bonhoeffer, para ilustrar la necesidad de comunicarnos como Dios se comunica con nosotros: “Debemos escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la palabra de Dios”.

Y concluye el mensaje invitando a que el proceso sinodal en curso sea una oportunidad para escucharnos recíprocamente. Ojalá. Los clérigos somos muy dados a hablar y reacios para escuchar. No olvidemos que, por algo, Dios nos creó con dos oídos y una sola lengua.

Pro-vocación

Casi inadvertida pasó la beatificación del jesuita Rutilio Grande, el mártir salvadoreño que impulsó la conversión de San Oscar Arnulfo Romero. Y es que éste, de ser un obispo conservador y enemigo de las temáticas que levantaba la teología de la liberación, a fines de los 70’s del siglo pasado, pasó también él a dar la vida por su pueblo, gracias al influjo del curita, su inseparable amigo.