José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

¿Empresarios con olor a oveja?


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Casi todos los empresarios del mundo entero se han sentido atacados por la Iglesia Católica. Desde la Rerum Novarum, de León XIII, publicada en 1891, hasta la ‘Fratelli Tutti’ de Francisco de Roma, que nos regaló en 2020, la así llamada Enseñanza Social de la Iglesia (ESI) ha arremetido en contra de quienes colocan las ganancias y al mercado en el primer lugar de sus preocupaciones. No les ayuda saber que, con la misma virulencia, muchos de los documentos papales condenan al socialismo, exaltando la inversión y la propiedad privadas.



Ellos se han sentido casi abandonados por su jerarquía, sobre todo quienes, con buenas intenciones, buscar aplicar en sus negocios los principios de la ESI, no despidieron a sus empleados durante los picos de la pandemia, aceptan disminuir sus utilidades, y hasta dan generosos donativos a sus parroquias y diócesis.

Creo que los dos actores de este melodrama tienen su parte de razón. Los jerarcas conocen muchos casos de explotación y abuso de trabajadores, aprovechando leyes injustas o confusas, y poniendo los interesas de la empresa sobre los de los colaboradores. Pero los empresarios, los que quieren actuar conforme a su conciencia cristiana, merecerían un poco más de comprensión.

Eso ha hecho el papa Francisco. En una audiencia con emprendedores franceses el pasado viernes, y en un tono conciliador, los alentó a perseverar y no desanimarse, para escapar de lo que imponen los sistemas económicos y financieros vigentes, que muchas veces se burlan de los principios evangélicos de la justicia social y la caridad.

EFE/EPA/VATICAN MEDIA

También los animó a estar cerca de quienes colaboran con ellos a todos los niveles, a interesarse por sus vidas, a ser conscientes de sus dificultades, sufrimientos y angustias, y también de sus alegrías, proyectos y esperanzas.

Empresarios, entonces, “con olor a oveja”, capaces de dejar sus lujosas oficinas, de disminuir el porcentaje de sus ganancias, de abandonar toda especulación y bajar al espacio laboral que ocupan sus empleados, a visitarlos en sus hogares, a compartir con ellos su vida.

Este tipo de liderazgo -los empresarios bien lo saben- no sólo los convertiría en verdaderos padres de esa familia que puede ser la empresa, no sólo los acercaría a las permanentes propuestas de la ESI, sino que redundaría en un clima de trabajo que mejoraría la producción y, por ende, sus ganancias.

Pro-vocación

¿De qué se admiran? Me dicen que en la Curia Romana hay mucha preocupación por los avances del Sínodo sobre la Sinodalidad en Alemania y en algunas Iglesias de América Latina. Parece que de las consultas están surgiendo propuestas muy atrevidas, según los monseñores vaticanos, pero ya muy exigidas desde hace tiempo: el sacerdocio femenino, la abolición del celibato obligatorio, el acceso de los homosexuales al sacramento del matrimonio, etc. Si se consulta, hay que aceptar lo que los consultados opinan. ¿De qué se admiran, entonces?