José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

El nosotros, el plural, juntos


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“Hacia un nosotros cada vez más grande” . Ese lema de la Jornada Mundial de Migraciones seguía sobrevolando en  las recientes Jornadas de Delegados de Migraciones participada desde la perspectiva   de ir “Caminando juntos en comunidades acogedoras”. Es un lema que se sigue ampliando mediática y periódicamente con distintas imágenes migratorias a través del hashtag (#) eclesial  #HazMemoria #HmMigraciones.



El ultimo que he visto propone “ensanchar el corazón”  Ya escribí y hablé muchas veces eso de que los lemas de las campañas no sean flor de un día. Es necesario desplegarlos . Ahora alabo  la fuerza del “nosotros”, y del “plural” que se mantiene. Nos abre al nuevo mensaje para la Campaña de 2022: (“Construir el futuro con los migrantes y los refugiados” ) donde creo que la fuerza están el “ construir con” Nos vuelve a señalar el horizonte en migraciones  Con decisiones  a tomar entre todos. Y no de manera asimétrica. Como sucede en la toma de decisiones de los poderosos (siempre en ventaja ¡)  frente a los empobrecidos. Países y personas

“Es importante estar juntos para sembrar”, decía D. Jose Cobo en su ponencia en dichas  Jornadas. Cierto. Es una siembra de encuentro. Y sobre todo de experiencia compartida donde,  “necesitamos comunidades significativas que sean signo de que Dios está actuando en medio de nosotros, porque la migración es fuente de una espiritualidad propia agrupada en una experiencia de vida”. Necesitamos comunidades, no tanto  protagonismos individuales. Y porque en este, como en otros campos , la vida profética de la Iglesia – Pueblo de Dios en marcha- necesita una voz que encare la justicia y la misericordia. El otro , sobre todo el empobrecido , me hace vivir y crecer si incorporamos el nosotros cada vez más grande.

En comunidades acogedoras. Claro que sí. Aprendiendo incluso de nuestra historia porque – como declaraba el obispos auxiliar de Madrid en una entrevista posterior- “nosotros hemos migrado también, hemos sido sociedad de migrantes, y la llegada de gente nueva nos transforma y saca lo mejor de nosotros”. Aprendiendo juntos de nuestra historia de ayer y de hoy. Lo sigo viviendo  con gozo en el contacto con capellanes y laicos de  las Misiones Católicas de emigrantes de habla española en Europa.

El Plural. El Nosotros. Si esto estallase en toda su luminosidad y fuerza, nuestra vida adquiriría una perspectiva y hondura no soñada hasta ahora. “No hay soledad. Hay luz entre todos. Soy vuestro”. Que diría Jorge Guillén ¿Es esto pura poesía o la verdad que nos curaría? Se dice con frecuencia que la tragedia de la modernidad es el individualismo. ¡Ojalá fuera solo la modernidad y así Abel no hubiese caído, y seguiría cayendo ahora,  millones de veces, bajo Caín!

El individualismo, tragedia de la modernidad

Sin embargo, sí es posible que la sociedad y las metas capitalistas fomenten un tipo de persona seducida por reclamos que lo extrañan, que lo descartan  de los demás. Los valores sagrados del individuo exaltados por la Revolución Francesa deberían alegrarnos si no se hubiese debilitado el sentido de pertenencia a un proyecto social común. “Pasar ampliamente”, “eso es tu problema”,  “mientras me mole” etc  son expresiones de un espíritu en el que a veces nuestras relaciones de dominio , o  las empresas de seguridad , incluso los  partidos políticos , hacen su agosto ante tanto “otro” hostil. Libertad vivida como mera defensa de una privacidad, almenada, devastadora y triste.

Ensanchar el corazón. Según Isaías ( a quien sigue el Papa en el mensaje para este año)  atender a otro es “abrir nuestra carne”. Cuando atiendo la carne dañada del otro, se sana la mía. ¡Sorprendente trasvase de salud! “Abrir las prisiones injustas, … romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo  y no cerrarte a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, enseguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor”. Al acoger la carne del otro en la órbita de mis cuidados y preocupaciones, me ilumino, mi carne se sanea, “mi oscuridad se vuelve mediodía”. ¡Mira por donde!, el altruismo volcado al otro me cuida a mí mismo. Todavía más: Al cuidar  la carne del pobre culmina el proyecto de Dios y se viene “detrás la gloria del Señor”

No cerrarte a tu propia carne

Ya sabéis lo de Mateo 25, : “cada vez que lo hicisteis con un hermano mío de los más humildes, lo hicisteis conmigo”. ¡Ojo! Jesús no dice que dar de comer al pobre es como si se diera de comer o se vistiera a Dios, sino que, en realidad, se le hace a él: “me disteis de comer o me vestisteis”; O me acogisteis. “Lo hicisteis conmigo”. Más es  imposible. Salir del propio y falso espejismo del Yo es entrar en el misterio de Dios. Los protagonismos individualistas deben salir fuera de escena.

Está claro, vivir enrocado en el yo es vivir almenado. Hay que  buscar ser un nosotros en campo abierto y claro. Si me vuelvo loco, que no me encierren, que me dejen en la plaza con vosotros. Aunque os riais de mí, no me olvidéis cuando os llame. Vosotros, soy yo; vuestro destino, el mío. Un brazo inmenso abarca la humanidad por su cintura. ¡Ven conmigo al mar único que convoca a todos los amantes! La vida no es un lecho donde el cuerpo de un hombre pueda tenderse a solas. La vida es encuentro en el otro sin límites. Cuando nuestras manos se estrechan y chocan se encienden sobre los hombres mil lunas. Somos. Sólo nos queda sabernos reconocer en todos al encontrar  en todos el dolor y alegría.

La vida es encuentro en el otro sin límites

En las citadas  Jornadas se invitaba a “ tender puentes, trabajando en red y por proyectos que fomenten transversalmente la sensibilización de TODO   el Pueblo de Dios ( el subrayado es mío)” . Compartir y a decidir entre todos los que lo componen. En un nosotros cada vez más grande. En plural.

“El espíritu Santo y nosotros hemos decidido …”( Hchs 15,28) El “nosotros” inclusivo. Con las víctimas en el centro. Hombres y mujeres, razas, culturas, etc. Un nosotros que no es solo figura poética para proclamas jerárquicas.  No olvidemos que el “yo” no aparece en el Padrenuestro