Ianire Angulo Ordorika
Profesora de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola

El Evangelio de Kate Middleton


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No es que yo sea la mujer más monárquica del mundo y, además, mi conocimiento de la corona inglesa se reduce a haber visto todas las temporadas de la serie The Crown, pero, a pesar de esta ignorancia mía tan notoria en relación a esta cuestión, en las últimas semanas ha sido imposible no escuchar alguna de las hipótesis que se multiplican y que intentan elucidar qué sucede con Kate Middleton. La gota que ha colmado el vaso de las sospechas y suspicacias ha sido una foto de la princesa de Gales que se publicó en su nombre en una red social y que pretendía aplacar los cuchicheos sobre su salud y su ausencia de la vida pública. La foto estaba manipulada con cierta torpeza, así que, en vez de acallar los rumores, lo único que consiguió fue multiplicarlos.



Más allá de la avalancha de conjeturas que ha provocado esta situación, a mí la situación me parece que tiene mucho que enseñarnos a todos, aunque no estemos en el escaparate social y a poca gente le interese demasiado si publicamos o no una foto manipulada con inteligencia artificial. Por un lado, la situación nos recuerda que ciertos silencios, propios y ajenos, pueden estar escondiendo dificultades existenciales. El sufrimiento, sea del tipo que sea, nos arrebata la capacidad de expresarnos y nos roba la palabra. Por eso conviene posicionarnos ante el silencio ajeno con el respeto y la delicadeza que este se merece, acogiendo el desafío de estar cerca el otro sin forzar un narrarse para el que quizá no sea el momento.

Génesis

Por otra parte, la polémica brota de la llamativa desinformación que, en realidad, delata el miedo profundo de una institución a la transparencia. De ese temor, en un grado u otro, participamos todos. Lo confesemos o no, se nos hace muy difícil poner en evidencia la totalidad de lo que somos, incluyendo esas fragilidades y miserias que abundan en nuestras existencias y que no siempre acabamos de abrazar y acoger como el mismo Señor las abraza y acoge. Ese temor compartido a mostrar nuestros límites y nuestra vulnerabilidad ante el riesgo a ser dañados por los demás se expresa de manera muy sugerente en el mismo relato del Génesis. Así aparece cuando, tras el pecado originario, la primera reacción de quienes estaban desnudos uno ante el otro sin vergüenza (cf. Gn 2,25) es cubrirse, protegerse, esconder la propia vulnerabilidad de la mirada ajena (cf. Gn 3,7).

Kate Middleton

Kate Middleton

No consigo imaginar cómo terminará la polémica y cuál de las muchas conjeturas que siembran Twitter será la verdadera. Sea lo que sea, ojalá nos sirva para sensibilizarnos ante el silencio del otro, para reconocer el temor que nos genera la transparencia y para ganar en delicadeza ante la fragilidad propia y ajena.