José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

Dominar el relato


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“Dominar el relato”. Esto es lo que importa. No tanto la objetividad de los hechos relatados. Políticamente resulta más importante según vemos muchos días, respecto a las problemáticas políticas cotidianas, dominar el relato. Es algo así como tener capacidad de controlar cómo se presenta y se percibe una narrativa o historia ante el público. En esencia, significa establecer el marco interpretativo desde el cual los hechos serán entendidos, y así influir en la opinión pública. Y eso es lo que de verdad importa (aunque solo sea un momento a veces).



Por supuesto, y en lo que nos interesa, también el dominio del relato sobre las migraciones suele estar en manos de actores con poder político, económico y social que buscan influir en la percepción pública de este fenómeno. Sin embargo, en todos los lugares y también en España esta narrativa no es monolítica y varía según la región, el contexto sociopolítico, el momento  y las intenciones de los que quieren comunicar ese dominio para llevar el agua a su molino.

Hay que estar al tanto –cada uno como pueda y donde pueda–  para crear una alternativa positiva que huya del interés particular por dominar el relato sobre las migraciones enmarcando estas, no tanto como amenaza, invasión, pérdida de identidad, etc.  sino como una fuente de diversidad y enriquecimiento cultural , económico, religioso… Todo ello  frente al relato migratorio que es utilizado tanto por gobiernos en curso como por otros líderes políticos y que suelen aprovechar y difundir (porque pueden) narrativas de control o amenazas (sobre todo en los países receptores). Y que dominan el relato, enfocándolos por ejemplo y muchas veces, en la necesidad del control fronterizo y la seguridad nacional. O presentan las migraciones como una “crisis” o un “problema” que pone en riesgo la economía, el empleo, o incluso la identidad cultural. Así sucede por ejemplo en el discurso recurrente titulando “invasión” o “control de fronteras” como se usa en EE. UU. o Europa respecto a migraciones desde América Latina o África.

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Y a veces un titular basta. Por ejemplo los medios de comunicación que en sus fuentes compartidas y redes sociales replican narrativas oficiales o sensacionalistas (imágenes dramáticas, caravanas migrantes o naufragios, chivos expiatorios en crímenes de todo tipo etc.). Buscan generar impacto y a menudo sin profundizar en las causas estructurales. Frente a ello, hay que fiarse más de medios independientes que busquen el impacto por ejemplo de la desigualdad, las guerras o el cambio climático como causas principales o aprovechando las historias humanas detrás de las migraciones.

Historias personales

Es común que en países o regiones con economías dependientes de mano de obra migrante, a veces se impulsen relatos que normalicen las migraciones como una necesidad para el crecimiento económico. Esto puede ser positivo, pero también tiende a invisibilizar las condiciones de explotación que enfrentan muchos migrantes. Ante ello hay que aprovechar –el contra relato– con los que muchas organizaciones humanitarias y activistas contrarrestan esa visión, al centrarse en los derechos humanos, las causas de la migración y –como digo–  las historias personales de los migrantes. Es decir colocando al hombre y su dignidad en el centro del relato. Sin embargo, su influencia mediática es limitada frente al alcance de los gobiernos y los medios masivos.

En 1887 el historiador británico Lord Acton escribió una frase que pasó a la historia: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Por eso el dominio del relato cuando más poderoso se torna más corrompido tiende a ser.

En el caso de las migraciones los poderes debido a su capacidad para enmarcar las narrativas, su influencia en los medios, y su manejo estratégico de la polarización política y las alianzas internacionales marca la pauta. Aunque este discurso no sea completamente objetivo.

Por eso me da miedo quienes usan torticeramente el dominio del relato (con  eslóganes, lemas, titulares etc.). Aún reconociendo la valiosa aportación de innumerables relatos, en la literatura por ejemplo, que tanto y tan bien educan, hoy me quedo para narrar la migraciones con el relato corto, pero muy verídico de Luis Felipe Lomelí . Es el autor de “El emigrante”, una historia de cuatro palabras que dice así:

“– ¿Olvida usted algo?
– ¡Ojalá!”

Corto relato sin afán de dominar. No importa cuántas veces sea leído o difundido. Siempre dice la actualidad y lo que evoca y desvela nunca pierde vigencia.