José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Desde la gratuidad


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MIÉRCOLES 13. El sentido de las palabras, tergiversado. Salvo bofetada de realidad: estar amenazado, perseguido. Solo lo puede contar quien ha visto cómo una bomba cargada de fanatismo caía entre sus vecinos. O quien, de un instante para otro, ve cómo su hermano es asesinado por llevar una cruz al cuello. Lo relata Naim, sacerdote en Irak. Le cuesta verbalizar cada una de esas escenas sin que las lágrimas se escapen. Hasta el momento en que toma un crucifijo entre sus manos, lo levanta y expone sin sollozos: “Queremos volver a casa”. Y gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada, no son pocos los que están regresando. Pero quedan más.

JUEVES 14. Premio Giuseppe De Carli para Antonio Pelayo. Por su trayectoria. Esa que se lee, es escucha y se ve. La de un sacerdote periodista. O la inversa. A la par. Dos sustantivos que definen. No adjetivos que aderezan. Pero sí con cierta complejidad de hilvanar. No para Pelayo. Que cose sin dejar flecos. Con puntada. Con hilo.

SÁBADO 16. Madrugón. Para inflar 600 globos. Esther y Marifeli acaban haciéndose heridas de tanto nudo. María, Marisol, Isa y Ramón no dan para atar más cuerdas. Yo, enganchado al helio. Cae el chocolate. Caen los churros. Listos para sembrar. Xavier Ilundain y sor Carmela Suances no sabían donde nos metían a todos cuando justo ahora hace 40 años, no se les ocurrió otra cosa que mandar imprimir 200.000 pegatinas con forma de estrella y repartirlas por todo Madrid a golpe de felicitación navideña. Sin pedir un céntimo. Desde la gratuidad. La que desprenden los misioneros. Hoy, se cuentan los millones que en un par de días reparten los sembradores de estrellas dentro y fuera de España. Medio millón de chavales participan en la que es, sin duda, la actividad sobre infancia más multidinaria que se celebra en nuestro país de forma simultánea. Sin aspavientos. Y sin homenajes más que merecidos a quienes nos metieron en este lío.

DOMINGO 17. Vivir la misa de La 2 de cerca hace descubrir el servicio público que supone. No solo a enfermos y ancianos. También a quienes viven lejos. Muy lejos. En Reino Unido. En Bélgica. En Bolivia. Cascada de WhatsApp al terminar la celebración. Siguen la eucaristía con su acento por televisión o vía internet, aunque horas después se sumen a su parroquia local. Mediación en la distancia que une con la comunidad de origen.

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