Las lágrimas de un cristiano en Irak: “En mis 34 años, no he conocido otra cosa que la guerra”

  • El padre Naim Shoshandy sufrió en primera persona el terror del Daesh: “Mi hermano fue asesinado por su fe y he visto las bombas caer entre mis vecinos”
  • Ayuda a la Iglesia Necesitada impulsa la reconstrucción y el regreso de los cristianos a la Llanura del Nínive con la campaña navideña ‘Ayúdales a volver’

padre Naim Shoshandy, sacerdote de rito sirio-católico en Irak testimonio Ayuda a la Iglesia Necesitada 2017

“No es fácil ser cristiano en Irak”, asegura el padre Naim Shoshandy, sacerdote de rito sirio-católico en Irak. Ese “no es fácil” en su boca no suena a frase hecha: “Mi familia ha sufrido la maldad de Daesh. Mi hermano murió en Mosul, le dispararon por ser cristiano. Su muerte fue para mi un duro golpe, pero Dios me enseña a perdonar a los asesinos de mi hermano”.

Naim es el menor de cinco hijos. Natural de Qaraqosh, ciudad a 32 kilómetros de Mosul, ha viajado a Madrid invitado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN España), que este año centra su campaña de Navidad en recaudar fondos para que los cristianos puedan volver a sus casas, a la Llanura del Nínive, bajo el lema ‘Ayúdales a volver’ y que se ha presentado en Madrid en la mañana de hoy miércoles 13 de diciembre.

“Tengo 34 años y no he conocido otra cosa en mi vida que la guerra”, denuncia este joven que ve en el Daesh la principal amenaza para la supervivencia de los cristianos en todo este tiempo. “O te convertías, o pagabas un impuesto revolucionario o te marchabas”, recuerda el presbítero, que actualmente estudia Teología de la Familia en Valencia. Hasta 120.000 cristianos fueron expulsados por los fundamentalistas islámicos, un éxodo del siglo XXI fruto de la persecución de la fe.

“¿Es un examen a nuestra fe?”

En su relato sobre el drama que ha vivido en estos años, a Naim se le corta la voz y le cuesta tragar cuando recuerda una de las bombas que cayó en su barrio. Se suceden los nombres de los vecinos que fueron víctimas de aquel ataque. No puede continuar con sus palabras. Las lágrimas le vencen. Bebe un sorbo de agua. El horror de aquel atentado: “Son momentos difíciles. La gente se preguntaba: ¿dónde está la vida? ¿Es un examen a nuestra fe?”.

Naim parece recuperarse y con un hilo de voz levanta una crucifijo con su mano derecha: “El problema de los cristianos en Irak es llevar esta cruz. Solo tenemos un arma: el rosario”, explica entre sollozos. “En medio del sufrimiento y del dolor, podemos perdonar al Daesh. Cuando Jesús estaba en la cruz, murió perdonando”, subraya.

“Sabemos que Dios no nos dejará y tenemos la esperanza de que tenemos muchos hermanos cristianos en el mundo que nos ayudarán. Doy fe de que Dios nunca está lejos de quien sufre, él ha estado conmigo en cada momento”, certifica Naim, que relata como si fuera hoy el día que tuvo que dejar la ciudad ante la llegada del Daesh: “A las dos de la madrugada con una familia de mi parroquia –un matrimonio con tres hijos–. Todos teníamos el miedo dentro. Atrás quedaban las bombas que yo había visto caer tantas veces”.

Juntos marcharon a un campo de refugiados de Erbil, en el Kurdistán iraquí. En un primer momento, pensó en tirar la toalla. “Sin embargo, la presencia de Ayuda a la Iglesia Necesitada nos abrió los ojos para ver que no estábamos solos, se nos empezó a quitar el miedo”.

Con el actual retroceso del autodenominado Estado Islámico, Naim confiesa –ahora con una sonrisa y con más contundencia en sus palabras– que “hoy la gente quiere volver de verdad, no solo es un ‘ojalá’, queremos volver a casa, volver a nuestra tierra, quieren celebrar la Navidad con los suyos. Es difícil, pero no imposible”.



Un goteo. Constante. Pero insuficiente. Los cristianos regresan tímidamente a Irak. En los últimos meses han retornado unas 6.000 familias, lo que se traduce, en más de 29.000 ciudadanos. Y lo hacen de la mano de Ayuda a la Iglesia Necesitada, la fundación pontificia que este año se vuelca en su campaña de Navidad para impulsar este retorno.

“Hemos unido los intereses de las tres iglesias en Irak -católica, caldea y sirio ortodoxa-, con la supervisión de Secretaría de Estado del Vaticano y con el apoyo del Papa”, explicaba hoy en rueda de prensa, Javier Menéndez Ros, director de la institución en nuestro país, que ha puesto de relieve este esfuerzo ecuménico.

“Estamos solicitando ayuda para reconstrucción de 13.000 casas, 363 edificios de la Iglesia y 15.000 paquetes de Navidad para niños, incluidos alimentos y prendas de abrigo”, ha explicado.

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