Empieza la semana del cónclave. En la tarde del miércoles se cerrarán visiblemente las puertas de la Capilla Sixtina. Los rumores interesados cesarán y comenzará el discernimiento solo entre los cardenales electores. Y es que el cónclave se sabe cuando empieza, pero nunca cuando acaba. Algunos expertos dicen que será breve para mostrar una imagen de unidad entre la Iglesia y los purpurados; otros que se dilatará un poco ya que hay mucha variedad de perfiles… Nada nuevo que no hayamos visto en la historia.

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El caso de Viterbo

El papa Gregorio X tardó casi 34 meses en ser elegido como sucesor de Pedro. Ese ha sido el cónclave más largo de la historia, concluyó el 1 de septiembre de 1271 y se celebró en Viterbo, a unos 80 km. al norte de Roma. Aunque ya se había exigido en algunas reuniones anteriores el encierro de los cardenales, desde este cónclave se quedó para siempre.

Durante todo ese tiempo los cardenales vivieron una auténtica guerra de poder de un grupo que buscaba satisfacer a los reyes de Nápoles y Sicilia –como punto de lanza de los intereses franceses que buscaban incluso una invasión de Italia– frente a quienes, por otro lado, debían su lealtad al Imperio germánico. El consenso no parecía llegar nunca y después de un año, se les encerró a los cardenales en el palacio en el que vivió el papa difunto. Se redujeron los alimentos e, incluso, se quitó el techo de la sala del cónclave sin que se acelerasen las cosas.

Para salir del bloqueo se creó una comisión menos numerosa de cardenales a los que se les delegó el voto y la tarea que por entonces de hacía prácticamente por unanimidad. Este grupo eligió a un eclesiástico que no era cardenal, Tebaldo Visconti, que estaba en Tierra Santa participando en la novena cruzada.

Visto y no visto

Otros cónclaves durarían también algo más de un año o varios meses, pero a medida que se han ajustado las normas se ha ido equilibrando la duración. Ahora bien, no todos los cónclaves han sido eternos ni tan rápidos como los de los últimos tiempos. Los historiadores han calculado que el promedio de duración de las elecciones papales del siglo XVII fue de 39 días. Sin embargo, en el siglo XVIII, la media se disparó a 94 días. En cambio, desde comienzos del siglo XX no ha habido ningún cónclave que haya durado más de cinco días.

En el otro extremo a Viterbo, la elección de Julio II, en 1503, se despachó en tan solo unas horas. El “Papa Guerrero” o el “Papa Terrible”, era ya sobrino de papa y llegó a la elección habiendo acumulado hasta ocho obispados a la vez –y algunos hijos ilegítimos–. La elección fue breve ya que el pontificado previo, el de Pío III, apenas duró 26 días. A pesar de que tenía como gran adversario a Rodrigo Borgia, el cónclave sólo duró diez horas entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre. El elegido se había garantizado previamente el apoyo directo de los once cardenales españoles a los que se sumaron una serie de favores a otros purpurados, consiguiendo una votación unánime en el primer escrutinio.

¿Cuánto durará el cónclave de 2025? En una semana es más que probable que tengamos respuesta.