En labios de Francisco, la palabra educación tiene otro significado que el habitual. Y puede que esa sea la clave. Su novedad está en desligar la educación de la intención, proyectos y programas de los maestros, porque la educación no se da ni se recibe. Más bien, se acompasa con la propia vida (colectiva), con nuestra respuesta a los desafíos comunes.