Tribuna

Don Milani, profeta de una Iglesia “en salida”

Compartir

Hoy martes 20 de junio, cuando viaje hasta allí en helicóptero, el Papa verá muy bien desde lo alto el caserío de Barbiana y la parroquia de don Milani, hecha una escuela durante los 13 últimos años de su corta vida (1923-1967). Algo que muchos no han visto ni oído, ni siquiera leído. Barbiana no figura en los mapas ni en los indicadores de carretera, ni se ve desde el camino que trepa por las laderas del monte Giovi, ni –mucho menos– desde Vicchio, el centro comarcal a menos de 50 km de Florencia.

Desde arriba, en cambio, se ve un apasionante panorama humano, a juzgar por las páginas que allí se escribieron: allí redactó don Milani su único libro, ‘Experiencias pastorales’ (BAC, 2004), algunos artículos y, sobre todo, una carta a los curas castreneses que llamaron cobardes en la prensa (12-2-1965) a los objetores de conciencia a favor de la paz. Allí también, en Barbiana, escribieron con él sus alumnos cierta ‘Carta a una maestra’ (PPC, 1996), traducida a más de 60 lenguas, sobre el único problema de la escuela: “Los chicos que pierde” (y el daño aún mayor que causa a los empollones: su egoísmo). (…)

Y coge el Papa el helicóptero y se planta a las 11:15 del día 20 ante la tumba y la escuela de este profeta recién apedreado por tantas autoridades civiles y eclesiásticas. Lo hará poco después de plantarse a las 9 en punto en la parroquia de Bózzolo (Mantua) ante la tumba de don Primo Mazzolari (1890-1959), el que gritaba –desde su revista Adesso– a favor de los obreros y de la justicia social, y contra la política democristiana (y la jerarquía eclesial que la apoyaba por miedo a los comunistas). También él lo pagó caro y, poco antes de morir, fue acogido ante todos por Juan XXIII.

¿Conoció Francisco en su juventud a estos profetas italianos? ¿Por qué los recupera? ¿No teme avergonzar a sus lapidadores o animar a algún fariseo cómplice a que los levante un pedestal? (Ya habla de beatificación algún medio).

No. Parece que Francisco los pone de ejemplo de pastores “en salida”, reacios a quedarse en casa, y que, claro está, se manchan. (…)

Lea más: