"Hemos pasado los nueve meses, y vamos para los diez, más tiempo de lo previsto y soportable. No podemos encontrarnos con familiares y amigos, ni celebrar la fe del modo acostumbrado (y necesario). La mezquita, la sinagoga, los templos cristianos y de otros cultos extrañan la alegría festiva de la comunidad. Nos cuesta imaginar los modos de celebrar la próxima Navidad".