León XIV afronta su primer mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se celebra el próximo 1 de enero retomando el llamamiento que hizo nada más ser elegido Papa en la logia de las bendiciones el pasad mes de mayo. El Pontífice plantea la urgencia de poner en marcha una “paz desarmada y desarmante” a partir de las palabras de Jesús Resucitado a sus discípulos: “La paz esté con vosotros”.
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A partir de ahí, León XIV rechaza de plano la actual carrera de rearme que está provocando una “desestabilización planetaria”, mostrando una especial preocupación por la reactivación de los programas nucleares. El Papa lamenta que “mucho más allá del principio de la legítima defensa”, están “los repetidos llamamientos a incrementar el gasto militar y las decisiones que esto conlleva”. Así, estas medidas son presentadas “por muchos gobernantes con la justificación del peligro respecto a los otros”.
Reaccionar a los ataques
“Entre ciudadanos y gobernantes se llega a considerar una culpa el hecho de que no se nos prepare lo suficiente para la guerra, para reaccionar a los ataques, para responder a las agresiones”, critica el Obispo de Roma.
León XIV, durante una audiencia general
León XIV va más allá al asegurar que “la fuerza disuasiva del poder y, en particular, de la disuasión nuclear, encarnan la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza, sino en el miedo y en el dominio de la fuerza”.
Reajuste de las políticas educativas
Para argumentar esta reflexión, el Papa recuerda que en 2024 los gastos militares a nivel mundial aumentaron un 9,4% respecto al año anterior, confirmando la tendencia ininterrumpida desde hace diez años y alcanzando la cifra de 2.718 billones de dólares, es decir, el 2,5% del PIB mundial. Frente a ello, subraya que esto ha traído consigo “un reajuste de las políticas educativas” y una desmemoria de las víctimas que murieron a causa de la guerra en el siglo XX.
En el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el Papa también alerta de cómo “el ulterior avance tecnológico y la aplicación en ámbito militar de las inteligencias artificiales han radicalizado la tragedia de los conflictos armados”. “Incluso se va delineando un proceso de des responsabilización de los lideres políticos y militares, con motivo del creciente ‘delegar’ a las maquinas decisiones que afectan la vida y la muerte de personas humanas”, cuestiona el Santo Padre.
Intereses económicos
Desde ahí, no duda en calificarlo de “espiral destructiva, sin precedentes, del humanismo jurídico y filosófico sobre el cual se apoya y desde el que se protege cualquier civilización”. “Es necesario denunciar las enormes concentraciones de intereses económicos y financieros privados que van empujando a los estados en esta dirección”, sentencia en su escrito.
Como alternativa a esta dinámica, el Papa apuesta por “el camino desarmante de la diplomacia, de la mediación, del derecho internacional, tristemente desmentido por las cada vez más frecuentes violaciones de acuerdos alcanzados con gran esfuerzo, en un contexto que requeriría no la deslegitimación, sino más bien el reforzamiento de las instituciones supranacionales”. “Hoy, la justicia y la dignidad humana están más expuestas que nunca a los desequilibrios de poder entre los más fuertes”, añade.
El papel de las religiones
Frente a ello, el Papa pone en valor el papel que deben jugar las confesiones religiosas: “Junto con la acción, es cada vez más necesario cultivar la oración, la espiritualidad, el dialogo ecuménico e interreligioso como vías de paz y lenguajes del encuentro entre tradiciones y culturas”.
Víctima de un ataque de rusia en la localidad ucraniana de Kryvyi Rih
En este sentido, destaca “un servicio fundamental que las religiones deben prestar a la humanidad que sufre”, que pasa por “vigilar el creciente intento de transformar incluso los pensamientos y las palabras en armas”. “Lamentablemente, forma cada vez más parte del panorama contemporáneo e”, expone el Santo Padre en el mensaje. “Con esta premisa, asevera: “Los creyentes deben desmentir activamente, sobre todo con la vida, esas formas de blasfemia que opacan el Santo Nombre de Dios”.
Presencia y camino
Con referencias constantes a san Agustín y al Papa Francisco y su advertencia de una “tercera guerra mundial a pedazos”, León XIV reivindica apostar por la paz de lo cotidiano, que toque tierra frente a una imagen idealizada del concepto paz, cuando no de “una representación parcial y distorsionada del mundo, bajo el signo de las tinieblas y del miedo”.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la paz! Acojámosla y reconozcámosla, en vez de considerarla lejana e imposible”, entona el Pontífice. Lo hace convencido de que “antes de ser una meta, la paz es una presencia y un camino”. “Aunque sea combatida dentro y fuera de nosotros, como una pequeña llama amenazada por la tormenta, cuidémosla sin olvidar los nombres y las historias de quienes nos han dado testimonio de ella”, recomienda León XIV.
