El triple crimen de estas jóvenes conmovió, no solo a la comunidad barrial sino que provocó un gran impacto de la sociedad, que inmediatamente hizo oír su voz: salieron a pedir justicia y medidas de prevención para evitar estos delitos similares.
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Los hechos
El viernes 19 de septiembre, tres jóvenes (Brenda del Castillo y Morena Verdi, de 20 años, y Lara Gutiérrez, de 15) del barrio Villegas en el Gran Buenos Aires subieron voluntariamente a un auto blanco. Horas después, sus familias dejaron de comunicarse con sus familias, por lo que comenzó la búsqueda de las chicas.
Cinco días más tarde, los tres cadáveres fueron encontradas por la policía provincial enterradas en una casa del municipio bonaerense de Florencio Varela. Las autopsias determinaron que fueron torturadas antes y después de sus muertes.
La hipótesis más señalada por las autoridades policiales y judiciales hablan de una conexión con el narcotráfico, venganza, ostentación de poder y dominio de zonas.
Presencia del Estado
Frente a este trágico hecho, la Iglesia acompañó estos reclamo y pidió el esclarecimiento de estos hechos que golpean, principalmente a las comunidades vulnerables.
El obispado de San Justo, a cargo de su titular Eduardo García, se solidarizó con las familias y amigos de las jóvenes, y sostuvo que son testigos de las zonas liberadas a merced de las mafias narcos, que se infiltraron y ya dominan la vida de los barrios con una verdadera cultura de delincuencia y criminalidad.
Denunciaron que la ausencia del Estado permite que la destrucción y la muerte crezca y avance. “Ante tanto desamparo, como Iglesia en San Justo reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando por nuestros niños y jóvenes desde las tres “C” de la vida: colegio, club y capilla, en contraposición a las tres “C” de la muerte: calle, cárcel y cementerio”.
Los obispos de Quilmes, Carlos Tissera y Eduardo Redondo, titular y auxiliar, respectivamente, también enviaron un mensaje expresando su dolor por estas “jóvenes víctimas de muchos de estos flagelos”. Se sumaron al reclamo de justicia y al pedido a las autoridades nacionales, provinciales y municipales de acciones prontas y efectivas de cuidado y promoción de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas vulnerables. Recordaron el mensaje de la Conferencia Episcopal Argentina, que el 26 de junio pasado, indicó que “si el Estadio se corre, entra el narcotráfico” e invitaron al compromiso, como sociedad, de cuidar y defender la vida.
Compromiso eclesial
Por su parte, la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia del Episcopado, se solidarizó con las familias y afirmó “nos encontramos frente a un episodio trágico en nuestra sociedad, producto del avance del narcotráfico, especialmente en los barrios más vulnerables de nuestro país”. Asimismo, recordaron las palabras del papa Francisco en la audiencia general del 26 de junio de 2024: “… Y esta plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento y muerte, exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad“.
Consideraron que la presencia de la Iglesia y de diversas instituciones en nuestros barrios es esencial para que la muerte y el dolor no se apropien de la vida de la gente. Sostuvieron que necesitan de la presencia del Estado, para sostener los organismos barriales que brindan respuestas efectivas, consuelo y el abrazo de la fraternidad.
La congregación salesiana también emitió un comunicado. Afirmaron: “los pibes y las pibas con mayores derechos vulnerados son los que ven sus vidas arrebatadas por la violencia y por la criminalidad”. Además, denunciaron el creciente impacto del narcotráfico sobre la vida de los jóvenes. Creen que es urgente la creación de políticas de Estado que propicien acciones concretas que ayuden a cuidarlos y protegerlos, al estilo del sistema preventivo de Don Bosco.
