El próximo fin de semana, la Iglesia argentina realizará el Encuentro Nacional de Biblia y Catequesis (ENByCa), al que asistirán distintos referentes diocesanos de la catequesis y la animación bíblica, a través de tres jornadas de participación con paneles y talleres con temáticas específicas.
El arzobispo de Resistencia y presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis y Animación y Pastoral Bíblica, Ramón Dus, le cuenta a Vida Nueva los aspectos que quieren resaltar en este Año Santo y las expectativas sobre la acción catequética y la animación bíblica en las distintas regiones del país.
PREGUNTA.- El año jubilar presenta múltiples posibilidades para renovar aspectos de la vida eclesial. ¿Qué se propone la catequesis en este sentido?
RESPUESTA.- Creo que es una ocasión realmente oportuna para renovar algunos aspectos de la catequesis y ponernos en el tema. Justamente, al final del documento final de Sínodo, señala que la catequesis para nuestras iglesias es justamente una de las instancias formativas especiales, no solo para comunicar la fe, sino también para impulsar esa dinámica de la sinodalidad (nº 145). Entonces, como el camino es un itinerario, la catequesis puede facilitar mucho por tener conciencia en la comunidad, y en los catequistas por tener esta dinámica en salida.
Nuestras comunidades están llamadas a vivir esa cercanía con los demás, justamente dando la posibilidad de una experiencia. Como decía el Directorio Catequístico, nuestros encuentros y nuestra catequesis pueden ser un laboratorio de diálogo entre todos, para intercambiar y para iluminar nuestras realidades. En este sentido, con este Encuentro Nacional nos propusimos revitalizar este espacio, a la luz de la formación y de la animación bíblica.
Comunión, Participación y Misión
P.- ¿Cómo ayuda el binomio Biblia-Catequesis a profundizar la vivencia de la virtud de la Esperanza?
R.-La animación bíblica de la pastoral nos ayuda a vivir justamente esa iluminación, desde una búsqueda de sentido que ilumina la misma Palabra de Dios. En las regiones, con los delegados, con los organismos, catequistas y animadores bíblicos, además de las instancias formativas del
ISCA,
nos replanteamos cómo iluminar los caminos, cómo acompañar la formación y cómo valorar el servicio de nuestros agentes pastorales, sobre todo de nuestros catequistas.
No queremos acostumbrarnos a delegar esta formación y ese testimonio, el servicio de los catequistas en personas ocasionales, sino que sea realmente una llamada y una vocación en el que uno puede abrir el corazón y el espíritu, ser comunicadores de una renovación kerygmática, de ese tesoro que hemos recibido cuando hicimos la experiencia de aceptar a Jesús en nuestra vida.
P.- Este tipo de eventos de catequesis en Argentina tiene una larga trayectoria. ¿Qué presenta y propone el ENByCA en esta oportunidad?
R.- Apuntamos a una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión, en alusión al nº 30 del Documento final del Sínodo que nos invita a buscar juntos. Queríamos, una vez más, desde la formación y desde el acercamiento y el encuentro personal, subrayar que el fundamento es ayudarnos a modelar en nuestra vida un estilo particular de escucha, de cercanía, para entonces, comunicar un estilo de vida y de vínculos que es propio del camino sinodal.
Es necesario estar dispuestos a hacer procesos y discernir qué es lo que nos interpela, sobre todo en las realidades tan complejas que se viven en la Argentina, desde las distintas realidades culturales. Creemos que con este evento es una instancia oportuna para hacer como un vértice de camino juntos, para encontrarnos y también como punto de partida, porque sabemos que aquí se animan procesos e invitan siempre a renovar un estilo de vínculo y de formación. Queremos reavivar el encuentro con Cristo, que es el fruto principal y vivo de una catequesis que toca la vida y que toca los corazones.
P.- Muchos referentes quizás tengan ganas de participar, pero se les dificulta por los costos, los tiempos, la tarea cotidiana, dejar a la comunidad ¿Por qué los catequistas de todo el país tendrían que hacer un esfuerzo para participar del Encuentro Nacional?
R.- Tratando de agotar todas las instancias para que los que puedan y los que tengan deseo e interés, aún con las situaciones difíciles que vivimos en el país, sobre todo por las distancias y los costos del transporte. Tenemos una respuesta que nos consuela: gestos, a veces heroicos, de participar. Hemos privilegiado, en esta oportunidad, como un punto de encuentro las realidades y los vínculos personales que podemos renovar y compartir.
Me parece que vale todo el esfuerzo que ha hecho nuestra gente y desde las parroquias y desde las regiones. Seguramente, quedan muchas personas y comunidades han tenido que disminuir su participación con los referentes. Sin embargo, gracias a Dios, cubrimos todas las diócesis en números quizás no tan abundantes, pero se traduce en una presencia que es un signo de los que puede dar cada uno y cada comunidad. Detrás de este camino, hay una fraternidad y una comunión que sostiene el trabajo y el servicio catequístico.
Renovar el kerigma
P.- ¿Cuáles son las expectativas para después del ENByCA?
R.- Que podamos vivir esto como un eco de la eclesialidad del Año Santo. Con la animación bíblica se presentará como apertura un panel desde el punto de vista de la Escritura, con representaciones de diversas presencias de las regiones. Proclamar un Año de Gracia del Señor (como indica el texto de Lucas), que tiene su raigambre en los profetas y en la tradición que se contiene en el Antiguo Testamento (del Deuteronomio, del Levítico, del Éxodo) sobre las propuestas para vivir realmente un Año Santo con actitud de apertura, de conversión y de gracia.
Sobre esa iluminación, hemos querido subrayar de un modo especial el tema de que vive la Iglesia. Un tema central el sábado será justamente el Espíritu Santo y nosotros, que anima a la Iglesia con un sentido eclesial. Redescubrir, sobre todo desde la experiencia del
cardenal Ángel Rossi, que fue protagonista del Sínodo y de la elección del
papa León XIV, para que que nos comparta desde esa luz de su experiencia personal y pastoral.
Queremos, en un tercer momento, un panel que recoja la animación del día con las propuestas de los talleres de la catequesis en Argentina, haciendo una memoria sobre el camino catequístico, con la experiencia de algunos protagonistas de años y de servicio, tanto a nivel diocesano como a nivel nacional. Por otra parte, no sólo la memoria, sino realmente iluminar el presente, para descubrir ese aspecto de profecía que está invitada la Iglesia, y donde los catequistas como animadores, encarnan y viven esa actitud profética y el compromiso de reavivar el carisma.
P.- ¿Cómo continúa la animación y coordinación de la catequesis y la pastoral bíblica, después del empuje que supone este encuentro con los pares de todo el país?
R.- Quiero recordar que ‘Evangelii gaudium’ habla de la catequesis: es el núcleo de lo que queremos también nosotros vivir y renovar, proyectando nuestra acción catequística como invitación a las diócesis, a lo largo del país. Como decía el
papa Francisco,
queremos volver a redescubrir la centralidad del kerigma, que nos demanda siempre renovación, que es necesario siempre volver a ese primer anuncio
que expresa el amor salvífico de Dios para cada uno, antes que inculcar una obligación moral o religiosa.
Es un anuncio y un encuentro que no impone la verdad de afuera, sino que apela a la libertad, que es propositivo y que siempre, cuando es verdadero, abre un encuentro de alegría, de estímulo, de vitalidad y de integración armoniosa entre las personas.
La catequesis nos brinda la posibilidad de una revelación de la gracia que Dios ha depositado en nuestros corazones, desde el Bautismo. Desde ahí, justamente, parte el testimonio, la compañía, el diálogo, el servicio; ese anuncio nos abre al encuentro con Dios y estimula toda nuestra acción y nuestra vida. Justamente, como dice el mismo Papa, es una iniciación al misterio, un camino mistagógico que es necesario para progresar y crecer; formarnos para que nuestra comunidad ofrezca el testimonio de la vida de Dios, a través de acciones litúrgicas que expresen esa vida en la comunión fraterna y en el culto al Señor.
El encuentro catequístico, como dice en el número 166 de la ‘Evangelii gaudium’, es un anuncio de la palabra viva que Jesús que penetra el corazón y hasta el alma, pero siempre necesita una adecuada ambientación, de una adecuada preparación para que nos ayude a través de caminos, de signos, de símbolos, a entrar en esa comunión con la palabra de Dios y en el crecimiento. Esa integración de todas las dimensiones de la persona es lo que nos parece como el objetivo de todo el esfuerzo y el camino que estamos haciendo.