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Datos relevantes
- El fenómeno de las privaciones alimentarias (carencias en cantidad y calidad de los alimentos que se consumen por problemas económicos), entre 2010 y 2017 afectaba a aproximadamente el 20% de la población de NNyA , y a partir de 2017 comienza una tendencia regresiva que alcanza el 37%, en el 2020. El año pasado registró un 35,5%.
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La mitad experimenta situaciones graves de privación: una proporción de los NNyA viven en hogares donde se experimenta situaciones de hambre por no tener que comer. Entre 2010 y 2017, esta prevalencia se ubicaba en torno a un 9%; en 2020 llegó al 15%; y a un 16,5% en 2024: un tercio de la infancia se encontraba en situación de vulnerabilidad por esta situación.
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Los más afectados son los NNyA en hogares monoparentales (43% en el 2024); en hogares numerosos (45% en el 2024); en hogares pobres en términos monetarios (49% en el 2024); en hogares con adultos con trabajos precarios o están desempleados (51% en el 2024); en hogares en los que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH); la Tarjeta Alimentar – TA (49% en el 2024);
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Desde 2017, la zona de Buenos Aires y Gran Buenos Aires (AMBA) se ve más afectada por la IA que el interior del país. Sin embargo, en 2024 esa brecha se cierra por un empeoramiento del interior. También, se registra un 44% de IA en 2024 entre NNyA con déficit educativo (no escolarizados o rezagados).
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Se advierte que pertenecer a un hogar de familia numerosa aumentó la probabilidad de que los NNyA se vean afectados por privaciones alimentarias. Del mismo modo, se vislumbra a partir de una situación de precariedad laboral de los adultos. Los ingresos en los hogares protegen a la infancia en relación con el acceso a la seguridad alimentaria y la AUH no lo fue en 2020-2021, pero sí parece serlo en 2023-2024. Asimismo, se advierte que en los dos primeros períodos la escolarización formal pudo ser un factor protector frente a la IA.
Del 2022-2024
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En esta misma muestra de NNyA), durante estos años, se registró que un 44% no tuvo nunca un problema de IA; un 15% salió de la IA (mejoró su situación); 16% tuvo situaciones de IA de modo intermitente; 9% empeoró su situación (ingresando a la IA) y un 15% tuvo IA de modo crónico: más de la mitad de los NNyA experimentaron al menos una situación de IA
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La cronicidad de la IA fue más probable en los NNyA en hogares monoparentales, numerosos (5 o más personas), pobres en términos de ingresos, con adultos en el empleo precario e informal de la economía y entre los que percibían la AUH y la TA.
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Entre algunas diferencias se registra que entre niños que son receptores y no receptores de la AUH +TA señala que la AUH fue protectora frente al riesgo de IA. No así la precariedad e informalidad del trabajo de los adultos del hogar (jefe/a) aumenta el índice en casi 2 puntos. El efecto protector de la AUH se advierte especialmente en 2024, en un contexto de valorización de la transferencia y significativa merma de la inflación.
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La AUH en este período se estima resultó protector frente a la IA produciendo una merma de 0,81 puntos en la IA, que en relación con el puntaje promedio de la IA entre quienes perciben la AUH+TA supone una reducción cercana al 23%.
A modo de conclusión, durante la presentación se estimó que para enfrentar eficazmente la IA infantil, es necesario implementar políticas públicas, cuyo ejes deben ser la inclusión laboral, el fortalecimiento de programas de transferencia de ingresos como la AUH (+TA), y la construcción de sistemas de protección social.
Estas estrategias deben priorizarse en los hogares más vulnerables, revalorizar el rol de la escuela como espacio de contención y diseñarse con un enfoque territorial y federal. Además, es prioridad también garantizar el derecho a una alimentación adecuada mediante la transformación de los sistemas alimentarios hacia modelos más sostenibles y equitativos.