La Iglesia argentina despide a otro gran catequista, Carlos Seoane

  • Con sus canciones y su música llevó el mensaje de Jesús a catequistas, parroquias y comunidades, no solo en el país sino en el resto del continente
  • Fue un gran colaborador de PPC Argentina y participó en muchos de sus eventos

“Que el sol brille siempre delante de ti. Yo bendigo tu vida y tu me bendices a mi”. Con estas frases de la canción ‘Bendición’ del mismo Carlos, Fabián Esparafita, sacerdote de la diócesis de Avellaneda-Lanús, despidió a su colega y amigo, al finalizar la misa de cuerpo presente.



En la madrugada del domingo, Alejandro Puíggari, exdirector del Instituto Superior de Catequesis Argentino (ISCA), comunicó la noticia del fallecimiento de Carlos Seoane: “Ha celebrado su Pascua, ha muerto en el Señor. Si su vida ha sido ejemplar, también lo ha sido su último tiempo, siempre rodeado de su fiel compañera, su esposa Angie, y sus hijos, que no solamente heredaron su vocación musical, sino también mucho de su corazón y de su bondad”.

Su último libro

Mencionó y leyó un breve texto de ‘Gratitud, un tesoro en tus manos’, el último libro escrito por el cantante en el que reflexiona sobre la actitud de la mujer que derramó perfume sobre Jesús. El texto dice: “No guardó nada para sí misma, comprendió que sólo de esa forma su vida tendría sentido y verdadero valor. Tomó el perfume y lo derramó todo, no pensaba guardarlo para otro uso”.

Y continuó compartiendo otro fragmento: “Asimismo los que seguimos al Señor llevamos su aroma a todo lugar. Dice San Pablo que nosotros somos para Dios el buen aroma de Dios. Por eso, al llegar al final de este libro, dejame preguntarte: ¿Vas a derramar tu vida con gratitud sobre el Señor, o lo guardarás para ti?“.

El p. Alejandro agradeció a Carlos no haberse guardado nada, derramar su perfume y ayudarnos a que “el aroma de la alegría, de la bondad, de la gratitud, se haga más presente en nuestras vidas”.

La despedida

Este domingo, los catequistas acompañaron a la familia del cantautor en la Eucaristía celebrada por el p. Alejandro en la parroquia Soledad de María, de la ciudad de Buenos Aires. La predicación, desde la arquidiócesis de Córdoba, estuvo a cargo del Pablo Ardiles, actual director del ISCA. Comentó que un viejo adagio lo acompaña en su vida sacerdotal: “Desde que Dios se hizo hombre en Cristo, cada hombre nos dice algo de Dios”. Aseguró que esto se aplica a la vida Carlos, catequista y discípulo: “Con su vida, con su testimonio, nos dijo, nos dice y nos va a decir cosas de Dios”.

Rescató la sensibilidad y austeridad de su vida, fundado en el verdadero amor por su familia y en la amistad. Su humildad lo hacía un verdadero artista católico. El arte y la música era un verdadero don de Dios; lo comprendió y lo vivió como una misión. Sabía sintetizar el buen humor y la alegría con el Evangelio. Y la profundidad de su mensaje radicaba en su sencillez; comprendió que Cristo estaba presente cada día.

El p. Pablo remarcó que Carlos vivió como un hombre agradecido, convencido de que desde allí alcanzaría la felicidad. Y valoró la mirada contemplativa y privilegiada que veía a Dios cada día. Afirmó que amaba a la Iglesia, con un amor brindado en su servicio a la catequesis, tratando siempre de evangelizar.

Este lunes, ya en el cementerio, durante el responso, el p. Puíggari hizo escuchar a los presentes la hermosa canción de Seoane, “Vengo a agradecer”.

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