Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Necesidades subjetivas, derechos y Estado creciente


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Hablaba la semana pasada de cómo tenemos necesidades objetivas y subjetivas al mismo tiempo. Este análisis es importante para deducir algunas cuestiones que afectan a la economía pero que también afectan a otro campo de la organización social como es el derecho. Porque no es lo mismo pensar que nuestras necesidades son subjetivas, que considerarlas objetivables.



Si considerásemos (como hacen muchos) que todas las necesidades son subjetivas, estas pueden ser infinitas ya que dependen únicamente de nuestros deseos o conveniencias. Reconocerlas así conlleva pensar que pueden ser crecientes, es decir, que según vamos evolucionando tenemos más y más necesidades. Muchos son los autores que defienden que esto es así y que según las personas evolucionamos, van incrementándose nuestras necesidades.

Cuando consideramos que algo es necesario parar vivir, podemos concluir que en la medida que es necesario, tenemos derecho a ello porque es lo que nos permite una vida digna. ¿O alguien puede decir que exigir lo necesario para vivir no es justo? El paso de necesidad a derecho, es bastante lógico y muchas personas lo hacen de una manera sencilla. Si algo es necesario para vivir, tengo derecho a tenerlo o a gozar de ello.

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Pero claro, un derecho supone siempre una obligación para otro. Cuando exigimos derechos, estos llevan como corolario que la colectividad (concretada sobre todo en el Estado) tiene la obligación de atenderlo, de hacer realidad ese derecho. Por eso aparecen nuevos derechos y se habla de nueva generación de derechos que exigen actuaciones a los poderes públicos para que sean garantizados a aquellos que los tienen.

Peligro evidente

El razonamiento indicado tiene un peligro evidente. Si las necesidades son ilimitadas y crecientes, los derechos pueden serlo también. La exigencia a la sociedad y a los demás es cada vez más elevada. Si los derechos se incrementan, el tamaño del estado y su capacidad económica y operativa para hacer que los derechos se hagan realidad tiene que incrementarse continuamente. Y uno puede preguntarse ¿Es esto factible? ¿Es esto deseable?

Nosotros podemos pensar que todas las personas tienen derecho a tener un nivel de vida digno. Pero si las necesidades son ilimitadas ¿Cuál es la cantidad de dinero que proporciona las rentas necesarias para tener una vida digna? Sería imposible de delimitar, no podríamos decirlo. De hecho, algunos piensan que todos tenemos derecho a ser ricos porque esto está dentro de la naturaleza humana: querer tener más y más porque las necesidades evolucionan y son crecientes.

Pensar que las necesidades son todas subjetivas nos impide delimitar lo necesario y alcanzar ningún consenso sobre cuál es el nivel de vida mínimo que todos tendríamos que tener, lo que nos puede llevar a un Estado creciente que tenga que garantizar siempre más y más a sus ciudadanos.