En declaraciones a Vida Nueva, Manuel Barrios no entiende que, quienes “dicen inspirarse en la Doctrina Social de la Iglesia”, no lo muestran “en cuestiones tan fundamentales y no negociables”
El pasado 17 de diciembre, el Parlamento Europeo aprobó (358 votos a favor, 202 en contra y 79 abstenciones) dar su apoyo a una iniciativa ciudadana que pide implementar un fondo económico para garantizar el “aborto seguro y gratuito” en toda la Unión Europea (UE), también “en países donde su práctica es ilegal o muy difícil”.
En la víspera, la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) publicó una declaración en la que llamaba a los europarlamentarios a votar en contra. Y es que, “en el debate sobre el aborto, no se necesita una mayor división ideológica, sino políticas prudentes que protejan y apoyen genuinamente a las mujeres, salvaguardando al mismo tiempo la vida humana no nacida”.
Más allá de la defensa de la vida del no nacido, según los prelados europeos, también es preocupante que se puedan poner en marcha mecanismos que funcionen “independientemente de los marcos jurídicos nacionales”. Así, una cosa es que se trabaje por lograr “una cobertura sanitaria universal” y otra que se ignore a sabiendas la legislación imperante y que garantiza que la UE “respetará las responsabilidades de los Estados miembros en lo que respecta a la definición de su política sanitaria”.
En declaraciones a Vida Nueva, Manuel Barrios, secretario general de la COMECE, reconoce que “también estamos preocupados ante el hecho de que algunas fuerzas del Europarlamento, en especial el Partido Popular Europeo, que dicen inspirarse en principios cristianos y en la Doctrina Social de la Iglesia, en cuestiones tan fundamentales y no negociables, voten de una forma tan dividida [los parlamentarios españoles del PP lo hicieron en contra]”.
Por eso, “en la víspera hicimos ese llamamiento, que iba dirigido a todos, pero donde pensábamos de un modo más significativo en aquellos que dicen basarse en la tradición de la democracia cristiana. Se ha hecho evidente una contradicción en ellos… Dicen que quieren defender las raíces cristianas de Europa, pero se muestran divididos ante el aborto. Es difícil de entender para nosotros”.