África

El presidente de la Conferencia Episcopal de Madagascar teme que estalle una “guerra civil”

| 16/10/2025 - 17:23

Un golpe militar provoca la huida al exilio de Andry Rajoelina, aunque sigue sin presentar su renuncia





La situación en Madagascar es límite y hasta Marie Fabien Raharilamboniaina, obispo de Morondava y presidente de la Conferencia Episcopal de este país africano, verbaliza el mayor temor de muchos: que pueda sobrevenir una “guerra civil”.



Así lo ha advertido en una entrevista con Vatican News en la que valora cómo los acontecimientos se han sucedido vertiginosamente en los últimos días: había manifestaciones multitudinarias contra el presidente, Andry Rajoelina; el Parlamento anunció su inminente cese constitucional; este no lo aceptó y, al fin, este 14 de octubre, una unidad militar de élite dio un golpe de Estado y lo derrocó, huyendo el mandatario hacia el exilio… aunque sin presentar su renuncia formal.

Vacío legal

Por su fuera poco, el líder de la insurrección, el coronel Mickael Randrianirina, ha anunciado que mañana, viernes 17, asumirá el cargo en la sede parlamentaria… Pero, como previamente había disuelto todas las instituciones políticas del país, ante este vacío legal, nadie puede asegurar si la asunción de los poderes de llevará a cabo o no.

En todo caso, el representante del ejército ha anunciado que su Ejecutivo sería de transición y en dos años convocarían a los ciudadanos de Madagascar a votar en unas nuevas elecciones presidenciales.

En plena crisis, Raharilamboniaina ha explicado a los medios vaticanos cómo “las protestas se han extendido. Los jóvenes, los sindicatos, los funcionarios públicos, todos están insatisfechos con el Gobierno. Hay una desconfianza generalizada. El Ejecutivo ha hecho muchas promesas, pero ha cumplido muy pocas”.

Ausencia de recursos

En ese sentido, el prelado deplora que “el acceso al agua y a la electricidad fueron promesas de campaña electoral que nunca se cumplieron. Además, hay despilfarro. En todas las provincias se construyeron hospitales que no funcionan: no tienen médicos, ni equipos, ni medicamentos. Cuando un enfermo llega, no puede ser atendido. El verdadero problema es la falta de respeto por los derechos fundamentales. Esta vez, el pueblo ha dicho no; no quiso seguir callando”.

Con el fin de ofrecer una vía pacífica y negociada (“podría estallar incluso una guerra entre los mismos militares”), la Iglesia se está movilizando para hablar con todas las partes implicadas: “Hemos pedido a los líderes que dialoguen directamente con el pueblo; llamamos al jefe del Estado y al primer ministro para solicitarles un encuentro pacífico, pero no dejaron que la gente hablara, no permitieron que expresaran su dolor. También hemos rezado, pero al final tuvimos que dejar que el pueblo manifestara su sufrimiento y sus deseos”.

Consciente de que estamos ante la consumación del fracaso de una clase política consumida por su propia lucha de egos, Raharilamboniaina es muy consciente de por quién pasa el hoy y el mañana de Madagascar: “Son los jóvenes los que están liderando estas protestas porque están cansados de las falsas promesas. No tienen nada, ni siquiera las becas de estudio que el Gobierno prometió hace cinco años”.

Un gran líder

¿Emergerá de ellos un Mandela, un Gandhi o un Lüther King que lidere un auténtico proceso transformador y pacífico? El presidente de los obispos no lo sabe, pero reclama que “recemos, recemos y recemos”. Y, sobre todo, “que evitemos recurrir a la violencia, no solo la física sino también la verbal”.

De ahí su último mensaje: “A las fuerzas armadas les digo: no usen las armas contra el pueblo. Al pueblo hay que amarlo, acompañarlo y escucharlo. Hay que darle la oportunidad de expresar su dolor”.

“Fuentes eclesiales” han detallado a Fides que, aunque “el camino para salir de la crisis es largo y los temores de nuevos actos de violencia no se han disipado por completo”, el riesgo de una contienda nacional ha descendido ostensiblemente: “Si el 11 de octubre [antes del golpe militar, cuyo resultado parecía incierto] había un 70% de probabilidades de que estallara una guerra civil, ahora estas se han reducido al 15%”.

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