Oración, alegría y gestos concretos significativos es el pedido de la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes
“Numerosos migrantes, refugiados y desplazados son testigos privilegiados de la esperanza vivida en la cotidianidad, a través de su confianza en Dios y su resistencia a las adversidades con vistas a un futuro en el que vislumbran la llegada de la felicidad y el desarrollo humano integral”. Así se expresaba el papa León XIV en su mensaje para la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados, prevista para el último fin de semana de este mes.
Afianzados en estas palabras y en pleno año jubilar, la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes de la Iglesia argentina se dispone a vivir esta Semana con oración, alegría y gestos concretos significativos hacia los migrantes y refugiados, bajo el lema: “Con los migrantes somos misioneros de esperanza”.
Recordaron que el Pontífice indicó que el contexto mundial actual es complicado porque algunos países privilegian sus propias estructuras, se miran a si mismos, y no propician la integración porque ven los migrantes como una amenaza, lo que favorece el rechazo a estos con políticas cerradas y excluyentes.
Los miembros de la Comisión destacaron que la migración fue siempre un signo de apertura, y es transformador aceptar al que piensa y habla diferente para lograr una sociedad enriquecida, con inclusión e integración de los migrantes.
Opinaron que “las sociedades que cierran el corazón pueden caer en el reductivismo de pensar que los migrantes llegan para quitar algo; sin embargo, un corazón abierto es capaz de ver que los migrantes, en vez de quitar, llegan para dar su fuerza, su conocimiento, su voluntad de vida y sobre todo su esperanza”.
La Comisión Episcopal sostuvo que, como Iglesia, están llamados a ver una realidad más amplia que el propio entorno. El migrante permite vislumbrar que la emigración ha sido la solución para salvaguardar la vida o tener el bienestar anhelado. León XIV reafirma esta idea al señalar: “Los migrantes y los refugiados recuerdan a la Iglesia su dimensión peregrina, perpetuamente orientada a alcanzar la patria definitiva”.
Creen que en un mundo plural, depende de cada uno hacer que esa pluralidad aísle o desafíe a la cercanía y al crecimiento conjunto, “entendiendo que las diferencias lejos de apartarnos, nos unen”.
El Papa invita a testimoniar vivamente “la esperanza entendida como promesa de un presente y un futuro en el que se reconozca la dignidad de todos como hijos de Dios. Así, los migrantes y refugiados son reconocidos como hermanos, parte de una familia en la que pueden participar y expresar sus talentos en la comunidad.
Con la finalidad de ayudar a las comunidades a preparar esta Semana del Migrante, la Comisión puso a disposición distintas propuestas pastorales: