Accidente de pipa de gas en Iztapalapa. Foto: EFE
“La caridad cristiana se hace concreta en la ayuda fraterna y en la oración perseverante”, recordó la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), luego de la explosión de una pipa (camión) de gas bajo el puente de la Concordia, ubicado en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México; hasta el momento el suceso ha ocasionado la muerte de personas (siete hombres y una mujer) y más de 90 heridos.
El accidente ocurrió la tarde del 10 de septiembre, luego de que la pipa de gas se volcara y posteriormente explotara; hasta el momento se desconocen las causas del percance, por lo que la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México realiza las investigaciones para esclarecer esta tragedia que ha enlutado al país.
Una de las hipótesis es que la pipa circulaba a exceso de velocidad y esto provocó un choque contra los muros de contención y la posterior volcadura. Para ello se recaban testimonios de vecinos y se analizan los videos de las cámaras de vigilancia de la zona.
La primera reacción por parte de la Iglesia mexicana fue la de la propia Diócesis de Iztapalapa a través de un comunicado firmado por el responsable de Comunicación, el sacerdote Manuel Rangel, quien recordó que, en momentos como éste, la fe se convierte en luz que sostiene, al tiempo que pidió a la comunidad diocesana mantenerse unida en la oración por el eterno descanso de las víctimas y la pronta recuperación de los heridos.
La Diócesis de Xochimilco, que pertenece a la Provincia de México, también expresó su pesar mediante un comunicado firmado por el obispo Juan María Huerta Muro, quien elevó sus oraciones por las víctimas de la explosión, por los heridos que aún continúan hospitalizados y por las víctimas mortales, “para que el Señor tenga piedad de sus almas y les conceda el descanso eterno”.
El obispo de la Diócesis de Azcapotzalco, Adolfo Miguel Castaño Fonseca, también expresó su cercanía con los familiares de las víctimas mortales y llamó a la comunidad diocesana a mantenerse en oración por ellos.
Por su parte, el Episcopado Mexicano manifestó su profundo dolor y empatía con las víctimas: “elevamos nuestras oraciones al Señor de la Vida por el eterno descanso de quienes han partido a la Casa del Padre; pedimos también por la pronta recuperación de los heridos; y queremos hacer llegar nuestra palabra de consuelo y esperanza a los hermanos que hoy sufren por la pérdida irreparable de sus seres queridos”.
Tras reconocer el esfuerzo de los cuerpos de emergencia, de las autoridades civiles y de muchos ciudadanos solidarios, los obispos del país reiteraron su compromiso de cercanía con los más vulnerables y de acompañamiento en este momento de prueba, al tiempo que recordaron que “la caridad cristiana se hace concreta en la ayuda fraterna y en la oración perseverante”.