Entrevistas

Paola Di Nicola: “No está bien decir que ha matado a su mujer en un arrebato de celos”

| 23/08/2025 - 13:30





Celos, decepción y miedo. Son sentimientos humanamente comprensibles cuando hablamos de amor, pero cuando hablamos de violencia masculina contra la mujer, estas mismas emociones se convierten en un pretexto, una coartada. Por eso, el poder judicial, según el Derecho internacional, está llamado a borrar el lenguaje emotivo de las sentencias, evitando el riesgo de victimización secundaria. Hablamos de ello con Paola Di Nicola Travaglini, asesora de la Corte de Casación y ex consultora de la Comisión Parlamentaria sobre Femicidio. La primera en Italia en definirse en femenino como “jueza”.



PREGUNTA.– ¿Por qué no está bien decir: ‘Ha matado a su mujer en un arrebato de celos’?

RESPUESTA.– Hablar de celos significa banalizar, romantizar, justificar y dejar el delito impune. En todos los países del mundo se ha reconocido que los delitos de violencia machista contra la mujer no están determinados por razones emocionales o psicológicas. Son deliberados crímenes basados en relaciones de poder.

P.- ¿Cuál es el deber de la magistratura?

R.- Atenerse a los hechos analizando las pruebas. Los juicios previos y las actitudes moralistas o compasivas no son datos que pertenezcan al Derecho. ¿Diríamos que un crimen de la mafia estaba determinado por sentimientos de antipatía o ira? No.

P.- ¿Existe una relación entre las sentencias y la cultura de un país?

R.- Las sentencias no solo establecen quién tiene razón o no, sino que establecen el orden social que se considera legítimo en nombre del Estado. El uso de un lenguaje emocional en los crímenes contra las mujeres impide que las instituciones, la sociedad y las realidades educativas comprendan la verdadera raíz del delito y generen cambios.

Prejuicios de género

P.- ¿Encuentra disparidades de género en la narración de sentimientos?
R.-  Sí. De una mujer asesinada por su marido solo sabemos que quería pedir el divorcio, pero no sabemos por qué, no sabemos la violencia a la que fue sometida. En cuanto a su marido, en cambio, sabemos que estaba arrepentido o frustrado. Esta disparidad a nivel emocional y psicológico no debería ser relevante porque solo se juzgan los hechos.

P.- Concluyamos con el lenguaje emocional y con una palabra: fragilidad.

R.- Existe un doble prejuicio de género. Las mujeres son frágiles, es decir, débiles y pasionales. Los hombres son fuertes y racionales. Estos prejuicios en los procesos se invierten: el hombre se vuelve frágil frente a una mujer que reivindica su libertad. Para los hombres esto se convierte en una afrenta que debe ser castigada y que los justifica sin base legal o fáctica.


*Entrevista original publicado en el número de marzo de 2025 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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