El obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo presidió esta mañana la eucaristía bajo la advocación de Nuestra de los Ángeles, la Virgen de Torreciudad, que “lleva más de mil años acompañando la fe de estas tierras, de esta gente humilde pero que tiene una fe inquebrantable”.
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Así lo destacó en una homilía en la que puso en valor cómo “los padres de san Josemaría bebieron de esta misma tradición popular, sencilla y profunda, que desde tiempo inmemorial ha marcado la vida espiritual de la diócesis”. Además de esta referencia al fundador del Opus Dei, recordó cómo “en la ermita-santuario, en tiempos de guerra y persecución, los barbastrenses protegieron a su Madre en Torreciudad con la misma valentía”.
Mirada al pasado
“Recuerdo el testimonio que este año me compartió un feligrés en la romería de la Puebla de Castro a la ermita de San Román, cómo su tío abuelo, sacerdote mártir de nuestra Diócesis, escondió la imagen de la Virgen para preservarla de cualquier daño. Aquellos gestos heroicos no nacen de la improvisación, sino de siglos de amor transmitido y custodiado con fidelidad”, relató el obispo desde el altar del templo que ahora cumple 50 años.
“Damos gracias a Dios por todo lo que aquí se ha edificado: no solo en ladrillo, sino en oración, acogida, reconciliación y conversión de tantos penitentes que peregrinan a este lugar tan emblemático institucionalmente”, explicó el pastor cuando todavía sigue abierto el conflicto entre la Prelatura y la Diócesis sobre el estatus del enclave que es referencia para el Opus Dei.
A las espera del pronunciamiento de la Santa Sede, Pérez Pueyo reclamó que Torreciudad, su ermita-santuario y su templo “deben ser foco de luz que ilumine en la comunión eclesial, la colaboración, la coordinación, la sinodalidad, la corresponsabilidad… que nacen del Evangelio”. ¿Cómo? “Poniendo todos nuestros dones, carismas y esfuerzos al servicio de un mismo fin, ‘que nadie se pierda’, que Cristo sea conocido y amado por todos los que peregrinéis hasta aquí”, se respondió el pastor.