Es uno de los ‘fontaneros’ del Sínodo de la Sinodalidad. Y León XIV lo nombró el 18 de junio como nuevo arzobispo de Brisbane, la archidiócesis de la tercera ciudad más grande de Australia. El todavía obispo de Sandhurst, Shane MacKinlay (Melbourne, 1965), sucederá el 11 de septiembre a Mark Coleridge tras haberse convertido en la gran voz del proceso sinodal en Oceanía, siendo elegido por la propia Asamblea de octubre de 2024 como el redactor del Documento final del continente.
Su ‘obsesión’ por ese caminar juntos impulsado por Francisco le ha llevado también a ser observador internacional del polémico Camino Sinodal Alemán. Así, su apertura a cuestiones controvertidas como el diaconado femenino o la defensa de la bendición a parejas del mismo sexo le han valido alguna que otra crítica de medios conservadores de todo el orbe católico. En conversación con ‘Vida Nueva’ se muestra tranquilo ante estos comentarios, pues “respeto la diversidad de opiniones”. Además, se siente respaldado por Robert Prevost: “Ha estado involucrado personalmente en mi nombramiento”.
PREGUNTA.- ¿El suyo es el primer nombramiento de León XIV para Australia. ¿Se siente respaldado por el Papa?
RESPUESTA.- Sí, mucho. Tengo la suerte de haberme reunido con el papa León XIV en varias ocasiones durante el reciente Sínodo de la Sinodalidad y de haber tenido buenas conversaciones con él. Está claramente comprometido con la continuidad del legado del papa Francisco, aunque lo hará con su propia contribución. Es muy amable, escucha con atención y respeto, y responde tras una cuidadosa reflexión. Además, posee una extraordinaria experiencia internacional gracias a sus diversos viajes como prior general de los agustinos, así como a su largo servicio en Perú.
Como Papa, está demostrando un liderazgo claro y sabio, tanto dentro de la Iglesia como en el mundo en general. Es una gran bendición que el Colegio Cardenalicio haya podido discernir sus dones con tanta perspicacia y llegar a un consenso que demuestra un apoyo tan claro hacia él. León XIV aún no ha nombrado a un nuevo prefecto del Dicasterio para los Obispos, por lo que ha estado de manera clara involucrado personalmente en mi nombramiento, tanto mientras fue prefecto del Dicasterio como ahora como Papa.
P.- Trece años después de Francisco, ¿cuáles son los frutos de su pontificado?
R.- Un compromiso con la construcción de una auténtica corresponsabilidad y diálogo en la Iglesia mediante una conversión sinodal que enriquece nuestra capacidad de responder al Evangelio y ser fieles y eficaces en nuestra misión como discípulos de Jesús. Se convirtió cada vez más en una figura con un auténtico liderazgo global, especialmente durante la última década, cuando muchos líderes nacionales se centraron más en las necesidades inmediatas de sus propios países. El papa Francisco ha sido una figura profética al llamarnos a cuidar nuestra Casa común, atender las necesidades de los olvidados y sin voz, y proclamar el amor, la misericordia y la acogida de Dios para todas las personas.
P.- Usted fue uno de los autores del Documento final del Sínodo, que Francisco aceptó y pidió que se implementara en todas las diócesis. ¿La sinodalidad ya es una realidad en la Iglesia?
R.- Como ocurre con todos los procesos de conversión, esto no es algo que se haga de una vez por todas, ni de la misma manera en todos los lugares. Hay muchas señales prometedoras y alentadoras de cómo la Iglesia se está volviendo más sinodal, desde el Vaticano, pasando por las conferencias episcopales y las diócesis, hasta las parroquias locales. Los cambios más significativos afectan a la cultura, y hay indicios claros de que esto está sucediendo en la Iglesia y continuará en los próximos años.
