“No vemos a la Iglesia como un mediador político. Sin embargo, la consideramos un facilitador”, ha dicho en una entrevista Ivan Soltanovsky
“El diálogo entre la Federación Rusa y la Santa Sede es respetuoso, continuo y pragmático”, afirma Ivan Soltanovsky, embajador ruso ante la Santa Sede, quien subraya que esta relación constituye “una excepción positiva tanto a nivel europeo como mundial”. Desde la sede diplomática el diplomático reconoce a Avvenire la importancia del llamado “factor Vaticano” en el tablero político global.
A principios de junio, tras más de tres años de invasión a gran escala en Ucrania, Vladímir Putin llamó por primera vez al papa León XIV. “Fue una conversación entre dos jefes de Estado, a petición de nuestro presidente, para felicitar personalmente al Papa por su elección, ya que no pudo asistir a la misa inaugural”, explica Soltanovsky. Sin embargo, añade, “fue mucho más que un agradecimiento formal”, porque el conflicto en Ucrania estuvo en el centro del diálogo.
“No vemos a la Santa Sede como un mediador político. Sin embargo, la consideramos un facilitador”, aclara el embajador. Según indica, el Vaticano “fomenta el diálogo entre Moscú y Kiev, ayudando a crear un clima más sereno que pueda conducir a fructíferas conversaciones de paz. La paz que Rusia desea, no menos que quienes afirman querer poner fin a las hostilidades y luego rearmar a las autoridades de Kiev”.
Esta cooperación se traduce en la llamada “diplomacia humanitaria”, que ha permitido avances en el intercambio de prisioneros y en la repatriación de niños ucranianos. “Es una buena señal que León XIV haya confirmado el mandato del cardenal Zuppi para la misión humanitaria”, apunta Soltanovsky. “Podemos dar fe de que también desempeñó un papel fructífero en la liberación de decenas de nuestros civiles deportados por el ejército ucraniano de la región de Kursk”.
León XIV reiteró su disposición a recibir en Roma a representantes de Moscú y Kiev para “unir a los enemigos”. Sin embargo, el embajador es cauto: “Se valora la propuesta del Papa. Pero por razones de la situación política y logística, es muy difícil imaginar que el proyecto se concrete”. Entre los obstáculos menciona las sanciones de la Unión Europea que restringen los viajes de funcionarios rusos.
“Creo que sería más práctico continuar las reuniones en Turquía, que es un país de la OTAN, pero no ha impuesto restricciones”, añade. “Por supuesto, no queremos que se nos considere desagradecidos con el Papa si destacamos los problemas de viabilidad”. Como ejemplo, recuerda que “nuestra ministra de Cultura, Olga Borisovna Lyubimova, tuvo que viajar diez horas de Moscú a Roma para el funeral del Papa Francisco”, pese a las facilidades concedidas por las autoridades italianas.