La Iglesia brasileña se prepara para ir con todo a la COP 30 (Conferencia de las partes de la ONU), a celebrarse en Belem de Pará, en noviembre de este año, por eso, ha realizado una antesala de este evento en la que han participado organizaciones sociales y eclesiales.
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Juazeiro, en el estado de Bahía, al este del país, acogió esta llamada “pre COP” el 11 y 12 de julio. Allí han analizado los desafíos en materia socioambiental para construir una agenda común, justa e inclusiva.
La Iglesia ha puesto en perspectiva su rol en este espacio de incidencia pública a partir de las enseñanzas magisteriales, en especial, la encíclica Laudato si’.
Además se apoyan en hitos clave como el sínodo panamazónico y el documento de las Iglesias del sur global sobre justicia climática presentado recientemente por los presidentes de los Episcopados de América Latina, Asia y África.
Lazos comunitarios y compromisos
En esta minicumbre han trabajado en mesas redondas, paneles, grupos de trabajo, incluidos espacios de espiritualidad y celebraciones simbólicas.
Es que la Iglesia antepone el concepto de conversión ecológica como camino “espiritual y político” para escuchar el “clamor de los pobres y la madre tierra”.
Obispos que defienden los territorios y la creación participaron activamente, entre estos, Vicente de Paula Ferreira, titular de Livramento de Nossa Senhora y presidente de la Comisión episcopal de ecología integral y minería.
El prelado ha defendido los lazos comunitarios de poblaciones aborígenes como formas “de resistencia” frente a la lógica extractivista de la minería, porque “el capitalismo no mata los afectos”.
Los participantes de esta pre COP30 han elaborado un documento con propuestas consensuadas para presentar en la cumbre internacional de noviembre, con ello, “refuerzan el compromiso de la Iglesia y sus socios con la acción profética, crítica y transformadora de cara a la COP 30”, indicaron desde el Episcopado.