“Se necesita con urgencia un alto el fuego inmediato y el acceso humanitario sin trabas”, pide la organización
Una voluntaria de Cáritas Jerusalén en Gaza
Cáritas Jerusalén ha lanzado un nuevo llamamiento ante el colapso humanitario en Gaza, denunciando que “todos los sectores de la vida civil se están desmoronando” debido a la intensificación de las hostilidades y el bloqueo de suministros esenciales.
“Se necesita con urgencia un alto el fuego inmediato y el acceso humanitario sin trabas”, subraya la organización en un comunicado recogido por AICA en el que pide la intervención internacional para evitar más pérdidas de vidas y de dignidad humana.
El informe de Cáritas describe una situación extrema. En cuanto a la alimentación, advierte que el hambre afecta a toda la población, ya que los ataques contra quienes buscan ayuda –758 muertos y más de 5.000 heridos desde el 27 de mayo– han paralizado la distribución de alimentos.
Sobre el agua y saneamiento, más del 80% de la infraestructura está en zonas de combate. Además, la falta de combustible ha detenido la producción de agua potable y el tratamiento de aguas residuales. El 40% de las enfermedades reportadas son diarreas agudas.
Pese al caos, Cáritas mantiene 10 puntos médicos y una clínica en Ciudad de Gaza, atención psicosocial para mujeres y niños, y ayudas económicas para los más vulnerables. Sin embargo, ha tenido que cerrar un centro en Al Zaitoun por la violencia creciente en torno a dos iglesias cristianas: San Porfirio (ortodoxa) y la Sagrada Familia (latina).
“Hay vidas que penden de un hilo. El mundo no debe mirar hacia otro lado”, insiste Cáritas, que reclama a gobiernos, ONG y líderes religiosos que exijan un alto el fuego y garanticen el acceso humanitario.
El balance actual es 58.000 muertos y 138.000 heridos desde el 7 de octubre de 2023, según el Ministerio de Salud de Gaza. Solo en las últimas 24 horas se contabilizaron más de 100 bombardeos.
“Gaza se ha convertido en un cementerio de niños y de personas hambrientas. Bloquear la ayuda es un plan cruel y maquiavélico para matar”, denunciaba el director de UNRWA, Philippe Lazzarini, el pasado 11 de julio.