“Os confieso que, al aceptar esta misión, sufro el dolor de dejar la Diócesis de Teruel y Albarracín, en la que he sido muy feliz”. Con sinceridad, José Antonio Satué arranca la primera carta que dirige a la Diócesis de Málaga, después de que hoy a mediodía se diera a conocer su traslado de tierras aragonesas a andaluzas, con el visto bueno de León XIV.
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En su escrito, el canonista de 57 años admite que siente “el vértigo, la responsabilidad y el privilegio de continuar con vosotros una historia de fe que se remonta al siglo IV”. Con este punto de partida, el pastor asegura que desea “caminar con vosotros, renovando nuestro compromiso evangelizador, caritativo y de comunión”.
Con los patronos
Sin olvidarse de la ciudad de Melilla, se encomienda a la Virgen de la Victoria como patrona de Málaga, así como a los santos Ciriaco y Paula, pero también al obispo san Manuel González y al cardenal Herrera Oria, haciendo suya la “pasión por la eucaristía y por los pobres”.
Desde ahí, pide a sacerdotes, religiosos y laicos que le ayuden a “conocer, valorar y promover la cultura y la religiosidad de Andalucía, e introducirme poco a poco en una diócesis como Málaga, tan populosa y con retos tan diversos a los que he afrontado hasta ahora”.