Teruel, capital de la esperanza frente a la “incertidumbre”

La diócesis celebró este fin de semana un congreso enmarcado en el Jubileo 2025 que apostó por la resiliencia para “no morir en vida”

Congreso sobre la Esperanza celebrado en Teruel

Sobran razones para la desesperanza. El obispo de Teruel y Albarracín, José Antonio Satué, las ha enumerado en una misiva tras el Congreso de la Esperanza celebrado este fin de semana, con más de 120 participantes, en el auditorio del Centro Sociocultural San Julián en el marco del Jubileo 2025.



“Las guerras y la violencia entre personas, la crisis ecológica, la sociedad de la imagen que devalúa el ser, la tendencia a consumirlo todo incluso las relaciones interpersonales, el individualismo galopante y la indiferencia que descarta a los más vulnerables, la política convertida en espectáculo, la prioridad absoluta de la economía, la tendencia a la uniformidad, la crisis de valores y de espiritualidad, la dificultad de la sociedad para descubrir alternativas a la situación actual, la experiencia de vacío existencial, la amenaza de los totalitarismos y de las filosofías que desprecian lo humano, la baja natalidad en Europa y la despoblación del mundo rural de Teruel y de tantos otros territorios…”, ha detallado el prelado.

A pesar de todo, ‘habemus’ esperanza. Y hay actitudes que ayudan a avivarla: “Abrir los ojos a los muchos gestos de ternura y compromiso de tantos hombres y mujeres excepcionales; cuidar con empatía las relaciones con quienes nos rodean, haciendo un esfuerzo para nombrar más los logros que los problemas; implicarse con paciencia en procesos de cambio y fomentar el amor y el compromiso por el propio territorio; favorecer espacios de encuentro para reflexionar quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos y, en una palabra, cultivar la espiritualidad que nos ayude a afrontar serena, compasiva y comprometidamente la realidad con sus luces y sombras”.

José Antonio Satué, obispo de Teruel y Albarracín

José Antonio Satué, obispo de Teruel y Albarracín

Teología, filosofía y sociología

El viernes y el sábado el sociólogo del Equipo de Estudios de Cáritas Española Raúl Flores; el psiquiatra José Vicente Fuster y el filósofo Rafael Monterde tejieron un diagnóstico del presente.

Flores reconoció que hoy “hay más incertidumbre que certidumbre”, por eso, “tenemos que entendernos con la incertidumbre”. Según sus palabras, el mercado “lo es todo”; el trabajo ya no garantiza la integración, y “la vivienda se ha convertido en un espacio de asfixia para tres millones de familias cada mes”.

En el espectro eclesial, habló de una comunidad cristiana “víctima de la polarización”. Y en el ámbito mundial denunció “la desconexión con el sur”.

Pese a todo, una vez más, hay razones para la esperanza: “El amor y la necesidad de cuidado son cualidades humanas, también el anhelo de justicia”. Por eso, animó a abandonar la apelación a la resiliencia puramente individual y a transitar hacia nuevas formas de compromiso comunitario. Su propuesta es clara: “Pasar de la realidad a la esperanza”.

Dialogar con humildad

Fuster, por su parte, advirtió que vivir anestesiados por el miedo o el confort puede ser una forma de “morir en vida”. Frente a una cultura que promueve el silencio emocional o la huida a través de las pantallas, defendió la necesidad de “ponerle palabras a lo que nos pasa” y de habitar el diálogo como acto de humildad: “El diálogo es estar dispuesto a no tener razón”.

En este sentido, recuperó el valor humano de la tristeza, no como enfermedad, sino como parte del camino vital, y apuntó que “la felicidad no está en las cosas, sino en el compartir con el otro”.

Transhumanismo hoy

Y Monterde se adentró en el transhumanismo desde una perspectiva cristiana. “El transhumanismo proclama que somos la conciencia del universo y que tenemos libertad para considerarnos dioses”, explicó, alertando del riesgo de una ciencia que deja de ser medio para convertirse en fin.

Frente a esta visión que busca la divinización de la conciencia separada del cuerpo, Monterde reivindicó la encarnación como clave de la esperanza cristiana: “El cristianismo supuso una revolución teológica y antropológica, ya que rompe la distancia insalvable entre Dios y el hombre”.

“La esperanza cristiana en este sentido es muy radical”, concluyó, en contraposición con un imaginario que, al negar la finitud y la dignidad encarnada, en realidad “niega la dignidad humana”.

El resto de las jornadas contó con la visión sobre la salud mental y la espiritualidad de la psiquiatra Mercedes Nasarre Ramón, con miradas esperanzadoras desde la cárcel, con el testimonio de Aurora Moreno -enviada especial a Ucrania de Radio Nacional de España o una mesa redonda sobre los desafíos de Teruel.

Lea más:
Noticias relacionadas