“Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios”. Es la máxima que el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, ha pedido aplicar a los fieles ante la polémica generada estos días por la restauración del rostro de la Virgen de la Macarena, la más popular de la capital hispalense y la que cuenta con más hermanos.
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A través de la red social X, y citando al poeta inglés Alexander Pope, Saiz Meneses ha hecho un llamamiento a pasar página poniendo la mirada en la devoción y la comunión. “María Santísima de la Esperanza Macarena nos quiere unidos, como hermanos, como hijos suyos, mirando al futuro, caminando en la verdad y el bien”, postea el arzobispo.
Junta determinante
Esta reflexión de Saiz Meneses llega en paralelo a las últimas decisiones adoptadas por la Junta de Gobierno de la Macarena, que anunciaba la dimisión del mayordomo y el prioste de la talla, tras la reunión extraordinaria celebrada hasta las dos de la madrugada de este martes, en torno a la cuestionada actuación de conservación acometida en la imagen.
A través de un comunicado, la Junta admitió que se generó un “efecto estético no deseado” en el rostro y, de la misma manera, consideró “errónea” decisión de reponerla al culto cuando aún persistía dicha alteración. En cualquier caso, la resolución final tendrá que supervisarla el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), adscrito a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Perdón a los hermanos
En este nuevo comunicado, como ya se recogiera en los anteriores, los máximos responsables de la Macarena reiteran su “perdón a todos los hermanos y devotos por el daño moral y devocional que haya podido provocarles las decisiones tomadas”.
Lo cierto es que fue en mayo de 2024 cuando se encargó al profesor Francisco Arquillo Torres un informe sobre el estado de conservación de sus imágenes titulares. En ese estudio, se subrayaba que cualquier operación de mantenimiento debía realizarse “observando el más absoluto respeto a la autenticidad y evitando cambios en el aspecto estético externo”. Así se hizo, bajo la batuta de Arquillo Torres.
Las pestañas
Desde la Junta tratan de explicar que el polémico rostro restaurado de la Virgen se debe a unas pestañas, colocadas justo antes de vestirla sin que el adhesivo estuviera completamente seco, por lo que pudieron desplazarse y cerrar parcialmente los ojos. Aunque Arquillo Torres en ese momento consideró que era un efecto transitorio, la incertidumbre persistió entre los responsables de la talla. Al no poder contactar con el restaurador y ante la inminente apertura al público, decidieron erróneamente exponer la imagen al culto en ese estado. Ante la reacción de los fieles, se cerró de nuevo el templo para intentar arreglar el desaguisado.
En cualquier caso, ya se ha encargado al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico la supervisión técnica de las próximas actuaciones que se lleven a cabo sobre la imagen.