La Pontificia Universidad Gregoriana de Roma acogió del 17 al 20 de junio una nueva edición de la Conferencia Internacional de Safeguarding, bajo el título ‘Women of Faith, Women of Strength’ (‘Mujeres de fe, mujeres de fortaleza’). Más que un evento académico, este encuentro anual se convierte en un verdadero kairós: tiempo de escucha, profundización, diálogo, propuestas y esperanza.
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Las ponencias, paneles y testimonios iluminaron, en esta ocasión, las luces y sombras del papel de las mujeres en la Iglesia, especialmente en contextos de abuso, guerra, pobreza y marginación. Tal y como ha quedado de manifiesto, su papel es fundamental en la transformación de la cultura eclesial hacia entornos verdaderamente seguros.
Una apertura llena de gratitud, memoria y profecía
La sesión inaugural, a cargo del P. Mark Lewis, rector de la Gregoriana, y del P. Hans Zollner, director del Instituto de Antropología, situó el encuentro como un momento de esperanza arraigada en la historia de mujeres que han dado su vida por proteger la dignidad humana.
Sor Simona Brambilla, prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, estuvo también presente en la sesión inaugural y subrayó cómo las mujeres de fe y fortaleza se convierten en tejedoras de humanidad y esperanza.
Hubo, también, ocasión de recordar la reciente beatificación de las quince hermanas mártires de la Congregación de Santa Catalina de Alejandría, asesinadas durante la guerra civil argelina. Este acto no fue solo un homenaje, sino un signo profético del papel de las mujeres como guardianas del Evangelio en tiempos de oscuridad.

Conferencia Internacional de Safeguarding de la Pontificia Universidad Gregoriana
Abusos y dinámicas de poder: el rostro oculto del servicio
Uno de los temas centrales del congreso fue la violencia ejercida contra mujeres religiosas en contextos pastorales. Sor Mary Lembo presentó el caso de Regina, una religiosa africana víctima de acoso persistente por parte de un sacerdote. Su relato no fue aislado, sino representativo de una realidad extendida.
En sus palabras: “La historia de Regina no es una excepción. Es una historia más entre muchas de abuso de poder, abuso espiritual y silencio institucional”.
Se denunció también cómo las dinámicas de dependencia económica y afectiva perpetúan estos abusos, reiterando la urgencia de integrar una formación afectiva y espiritual adecuada, que permita a las religiosas hablar con libertad sobre emociones, límites, relaciones y conflictos de conciencia.
Mujeres en contextos de guerra, migración y trata
La Conferencia también abordó los contextos de violencia estructural que sufren muchas mujeres: guerras, desplazamientos forzados, migración, trata de personas. Sor Theodora Shulak, desde Ucrania, ofreció un estremecedor testimonio sobre la violencia sexual sistemática utilizada como arma de guerra.
“Hemos visto cómo la violación y el abuso sexual se utilizan como armas de guerra. Y, sin embargo, las mujeres religiosas se quedan. Se quedan con el pueblo, con los heridos y ofrecen sanación con su sola presencia”, afirmó.
También intervinieron sor Abby Avelino y sor Veronica Openibo, quienes compartieron experiencias en Asia y África con mujeres migrantes, víctimas de trata o de violencia en entornos eclesiales. Subrayaron que la resiliencia de las mujeres no debe ocultar la necesidad de transformar las estructuras que generan exclusión y vulnerabilidad.
El acompañamiento como espacio de sanación
La reflexión también se centró en cómo las mujeres —religiosas, laicas, profesionales— ofrecen acompañamiento a víctimas. Sor Tresa Antony Kandlakunta subrayó la importancia del entorno familiar y comunitario en los procesos de recuperación.
Sara Larson, directora de la red norteamericana Awake, recordó que el acompañamiento comienza con lo más simple y más difícil: estar presentes: “El acompañamiento comienza con la presencia. No con soluciones, ni respuestas, sino estando ahí. Estando con ella en el silencio, en las lágrimas, en el no saber”.
Perspectivas nuevas y voces silenciadas
La española María Teresa Compte Grau, presidenta de la Asociación Acogida Betania, abordó el tema del abuso contra mujeres laicas adultas en contextos eclesiales. A través de tres relatos reales, mostró cómo el poder espiritual puede convertirse en una forma de abuso emocional y psicológico.
Insistió en que negar a estas mujeres el estatuto de víctimas es una nueva forma de maltrato eclesial. Concluyó diciendo: “Hoy la Iglesia necesita menos espectadores y más defensores, más testigos comprometidos que rompan la complicidad del silencio”.
Corresponsabilidad y justicia: una tarea de todos
En una mesa redonda en la que participaron Gerry O’Connell, Ursula Stephens, Romuald Uzabumwana y Jane Wakahiu se subrayó que la tarea del ‘safeguarding’ en la Iglesia no puede recaer exclusivamente en unos pocos: es responsabilidad de toda la Iglesia. Especialmente de quienes ejercen autoridad y tienen el poder de crear estructuras justas, transparentes y corresponsables.
Bajo el baobab, tejedoras de esperanza
Como imagen final de la conferencia se evocó el baobab africano: un árbol milenario que da sombra, cobijo y alimento. Así son las mujeres de fe: firmes, pacientes, resilientes. Frente a la lógica de la fragilidad, ofrecen una espiritualidad con raíces hondas, capaz de sostener a otros.
Junto a esa poderosa imagen, se hizo también alusión al acto humilde y poderoso de tejer. Las mujeres no solo protegen: tejen vínculos, relaciones, comunidades de esperanza. Tejen el cuerpo roto de la Iglesia con hilos de dignidad, sanación y compasión.
Frente a la cultura de la fragmentación, la apuesta debe encaminarse a la comunión y la reconstrucción paciente. La Iglesia —y el mundo— necesitan más que nunca mujeres de fe y de fortaleza. Pero también comunidades que las escuchen, las reconozcan y las acompañen. Porque donde hay mujeres que cuidan, denuncian y reconstruyen, florece el Reino de Dios.
Esta nueva Conferencia Internacional de Safeguarding ha destacado la fuerza transformadora de las voces escuchadas, especialmente de mujeres cuya dignidad fue vulnerada y cuya valentía interpela al corazón de la Iglesia y del mundo. Se ha subrayado la necesidad urgente de un liderazgo renovado, con estructuras que favorezcan relaciones sanas y una auténtica cultura del cuidado.
Se ha reclamado la prioridad de un acompañamiento evangélico, libre de abusos de poder, y una formación profunda que prepare a acompañar con humidad, compasión y escucha activa.
En estos días ha surgido la llamada a reformar las culturas instituciones que perpetúan el silencio y el abuso, invitando a construir una Iglesia sinodal, vigilante y esperanzada. Pese a los desafíos, la esperanza no defrauda, el Espíritu ya está obrando y el cambio es posible si caminamos juntos.
Al concluir esta Conferencia se anunció el tema de la próxima edición de 2026: ‘Un solo compromiso, múltiples contextos: la protección en clave intercultural’ (‘One Commitment, Many Contexts: Safeguarding Across Cultures’). Una invitación a seguir tejiendo, desde nuestras diferencias, una red común de cuidado y justicia.