La relación de Georg Ganswein con Francisco pasó por momentos difíciles. Especialmente tras la muerte de Benedicto XVI. Sin embargo, el que fuera secretario personal del papa emérito durante casi dos décadas, ha visitado estos días la tumba del papa Francisco en Santa Maria Maggiore. Y ha rezado por él. “Eso completó la reconciliación”, ha reconocido él mismo en una entrevista concedida a EWTN News.
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Así, el actual nuncio apostólico en los países bálticos ha explicado que, entre él y Francisco, existieron “ciertas dificultades, ciertas tensiones”, aunque, subraya, “no se puede hablar de una ruptura”. “Que luego fuera nombrado nuncio en los países bálticos es sin duda fruto de ello”, señaló Gänswein, que ha querido dejar claro que lo vivido no fue como se narró en los titulares: “No todo fue como la prensa lo contó”.
El camino hacia esa reconciliación comenzó el 31 de diciembre de 2023, cuando el arzobispo presidió la Eucaristía por el primer aniversario de la muerte de Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro. Dos días después, fue recibido por el papa Francisco en una audiencia privada. “Ese fue el momento del proceso de distensión”, confiesa.
Paz interior
La historia entre ambos no ha estado exenta de sombras. A principios de 2020, Gänswein fue apartado como prefecto de la Casa Pontificia y, tras la muerte de Benedicto, en diciembre de 2022, se le pidió regresar a su diócesis natal en Friburgo sin que se le encomendara una misión concreta.
Sin embargo, el 29 de junio de 2024, el Papa Francisco lo nombró nuncio apostólico en Lituania, Letonia y Estonia. Unos meses más tarde, en noviembre, ya en su nuevo rol diplomático, volvió a encontrarse con el pontífice. “Fue una audiencia muy cordial”, recordó. Ese gesto, esa acogida, y también el envío, formaron una “triple secuencia” que le devolvió, en sus propias palabras, “la paz interior”.