En un discurso dirigido a los participantes de la Escuela de Verano del Observatorio Vaticano, el papa León XIV ha querido rendir homenaje a los jóvenes astrónomos y científicos reunidos en Roma, procedentes de diversos países, animándolos a descubrir el cosmos “no solo como una aventura científica, sino como un servicio a toda la familia humana”.
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En esta edición, la Escuela de Verano ha centrado sus estudios en las posibilidades del Telescopio Espacial James Webb, instrumento que el Pontífice calificó como “verdaderamente extraordinario”, y que permite observar atmósferas de exoplanetas, nebulosas en formación y galaxias primordiales, “hablándonos del origen mismo de nuestro universo”.
“¡Qué momento tan emocionante para ser astrónomo!”, exclamó León XIV. “Las imágenes del Webb nos llenan de asombro y, de hecho, de una alegría misteriosa al contemplar su sublime belleza”, añadió, evocando con emoción las palabras del libro de Baruc: “las estrellas brillan en sus vigilias y se regocijan”.
La ciencia, una vocación para la paz
Durante su discurso, el Papa insistió en que la vocación científica no puede entenderse como un proyecto individual, sino como una tarea profundamente comunitaria y orientada al bien común. “Nunca olviden que lo que hacen nos beneficia a todos. Sean generosos al compartir lo que aprenden”, dijo León XIV.
Asimismo, recordó que cada estudiante forma parte de una red más amplia de relaciones y apoyos: “Piensen en todas las personas que han trabajado durante más de treinta años en construir el telescopio, en quienes desarrollaron las teorías científicas que lo sustentan, en sus propias familias, profesores y amigos. Nadie llega solo hasta aquí”. En un mundo “que necesita belleza, armonía y cooperación”, el Papa animó a estos jóvenes investigadores a contribuir con su pasión al progreso del conocimiento y a la construcción de un mundo más pacífico y justo.
“Explorar el universo”, continuó el pontífice, “es también una forma de contemplación. Es mirar, como hacía san Agustín, las ‘semillas’ que Dios ha sembrado en la armonía del universo”. Por ello, el Papa invitó a no disociar el rigor científico de la admiración y el asombro: “Compartan la alegría y el asombro que nacen de esa contemplación. Cuanta más alegría compartan, más alegría crearán”.
El Observatorio Vaticano y la Escuela de Verano
La Escuela de Verano del Observatorio Vaticano es una iniciativa con décadas de trayectoria, que cada año reúne a jóvenes astrónomos de todo el mundo en Castel Gandolfo. Organizada por el equipo del Observatorio —uno de los centros de investigación científica más antiguos del mundo— la escuela ofrece una experiencia de formación académica de alto nivel, en diálogo con la tradición intelectual de la Iglesia.
Este año, los estudiantes han tenido la oportunidad de trabajar sobre el impacto científico y social del Telescopio Espacial James Webb, combinando teoría, observación y reflexión ética.