¿Habla el deporte del misterio de la Santísima Trinidad? Para el papa León XIV, sí. Y es que, en su homilía de este domingo, Solemnidad de la Santísima Trinidad y en el contexto del Jubileo del Deporte –que ha reunido en Roma a deportistas, entrenadores y representantes de distintas disciplinas- el Papa ha recordado que “toda buena actividad humana lleva en sí misma un reflejo de la belleza de Dios, y el deporte es sin duda una de ellas”.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Tomando como punto de partida la solemnidad litúrgica, el Pontífice ha explicado que “Dios no es estático, no está encerrado en sí mismo. Él es comunión, una relación viva entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que se abre a la humanidad y al mundo”. Esa relación, explicó, tiene un nombre teológico: perichoresis, que significa literalmente “danza”. Y es aquí donde el deporte se transforma en una manera de acercarse al misterio de Dios: “Es una danza de amor mutuo”, añadió, y es “de este dinamismo divino que fluye la vida”.
En ese sentido, afirmó que el deporte puede ser una vía para “encontrar a Dios Trinidad”, porque también él exige un movimiento: no solo del cuerpo, sino del “yo” hacia el “otro”. Y advirtió que sin esa apertura interior, la práctica deportiva “se reduce a una estéril competencia de egoísmo”.
Modelo para los jóvenes
En su reflexión, el Papa insistió en que el deporte no debe ser solo un escenario para mostrar rendimientos físicos, “quizás extraordinarios”, sino más bien una oportunidad de entrega. “Se trata de entregarse por los demás: por el propio crecimiento, por la afición, por los seres queridos, por los entrenadores, por los colaboradores, por el público, incluso por los oponentes”, dijo. “Si uno es un verdadero atleta, esto va más allá del resultado”, añadió.
“En una sociedad marcada por la soledad, donde el individualismo exasperado ha desplazado el centro de gravedad del ‘nosotros’ al ‘yo’”, continuó el Papa, subrayando que el deporte, especialmente el colectivo, “enseña el valor de la colaboración, del caminar juntos, de ese compartir que está en el corazón mismo de la vida de Dios”.
Asimismo, León XIV advirtió que “en una sociedad cada vez más digital, donde las tecnologías, si bien acercan a las personas distantes, a menudo distancian a quienes están cerca”, el deporte ofrece “potencia la sensación del cuerpo, del espacio, del esfuerzo, del tiempo real”. Por eso, en un contexto donde “la tentación de evadirse en mundos virtuales” es constante, la práctica deportiva, sostuvo, “ayuda a mantener un contacto saludable con la naturaleza y con la vida real, el lugar donde solo se practica el amor”.
El tercer elemento destacado por el Papa fue la capacidad del deporte para enseñar a perder. “En una sociedad competitiva, donde parece que solo los fuertes y los ganadores merecen vivir”, el deporte, dijo, “también nos enseña a perder”. Es en el “arte de la derrota” donde el ser humano se confronta con una de las verdades más profundas de su existencia: “la fragilidad”. “Desde la experiencia de esta fragilidad nos abrimos a la esperanza”, explicó.
El Papa concluyó su homilía recordando que los atletas que son “modelos para los jóvenes de todo el mundo”. “Esperamos que este Jubileo del Deporte pueda despertar en ellos la conciencia de que también son misioneros de esperanza”, subrayó.