Esta mañana se ha celebrado la octava reunión de las congregaciones generales en las que se busca analizar la realidad de la Iglesia y del mundo con la vista puesta en el retrato robot del próximo Sucesor de Pedro. En esta ocasión, han participado en la reunión celebrada en el Aula Nueva del Sínodo cerca de 180 cardenales. De ellos, 120 eran electores, un número más que significativo, teniendo en cuenta que están llamados a entrar en la Capilla Sixtina un total de 133, todos ellos menores de 80 años.
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Entre las 25 intervenciones que se han sucedido a lo largo de este viernes, la Santa Sede ha compartido que se ha conversado de la evangelización como centro del pontificado de Francisco, la comunión fraterna en la Iglesia, el papel de la eucaristía en la misión y la necesidad de reconectar con los jóvenes. También se ha incidido sobre la hermenéutica de la continuidad entre los pontificados de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Los testimonios de los pastores de Oriente que han tomado la palabra han compartido el sufrimiento que vive la población en general, y los cristianos, en particular. Además se han abordado otras cuestiones como la sinodalidad, la liturgia, el Código de Derecho Canónico y el secularismo.
Un giro papal
Pero además, se ha puesto sobre la mesa la cuestión de los escándalos financieros y de los abusos sexuales como “contratestimonio”. Ocho sesiones han tenido que pasar para que irrumpa una de las lacras que ha minado la credibilidad de la Iglesia y que ha tenido en Francisco al Papa que ha dado un giro. Tanto por las reformas canónicas que han levantado la prescripción de los delitos, como su puesta por la justicia restaurativa a las víctimas y por la adopción de medidas preventivas para plantar cara a los abusos de poder, conciencia y sexuales.
Sin embargo, más allá del diálogo abierto entre los purpurados, en los pasillos del precónclave preocupa que la pederastia se pueda convertir en un arma arrojadiza para dinamitar candidatos.
Dardo directo
Prueba de ello es que desde hace varios días algunos foros digitales vienen agitando supuestos casos de encubrimiento de algunos candidatos y hoy mismo la organización estadounidense Bishop Accountability, que se ocupa de recopilar casos, celebró una rueda de prensa para apuntar a dos papables de no actuar debidamente ante esta crisis: el secretario de Estado, Pietro Parolin; y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle.
La entidad aseguró que “ningún funcionario eclesiástico en el mundo ha desempeñado un papel tan central en mantener oculta la información sobre delitos sexuales dentro del Vaticano como el cardenal Parolin”.
Mientras que sobre Tagle, actual proprefecto del dicasterio de la Evangelización y exobispo de Manila, la plataforma denunció que “a pesar de hablar con elocuencia sobre la sanación de las heridas de las víctimas de abuso sexual por parte del clero”, sin embargo “ha sido ineficaz para mejorar la difícil situación de las víctimas de su país.
Encubrimiento
“Está claro que si en estos días alguien deja caer que alguno de los cardenales de las quinielas tiene un caso en su diócesis o en su entorno que ha encubierto, que no ha resuelto tal y como exige la víctima y incluso se lanza una acusación de ser autor de algún tipo de abusos de poder, de conciencia o sexual, sus posibilidades se minarían de inmediato”, comenta una fuente eclesiástica a ‘Vida Nueva’.
En esta misma línea, comparte que “nadie querría tener a un Papa con la sombra de no haber afrontado de cara esta cuestión, sobre todo, teniendo en cuenta las directrices que ha ofrecido Francisco”.