Más allá de la elección del 7 de mayo como fecha de inicio del cónclave y de la renuncia del defenestrado cardenal Angelo Becciu a participar en la elección del próximo Papa, la quinta sesión de las congregaciones generales contó con una veintena de intervenciones en las que, según compartió la Santa Sede, se analizaron la realidad eclesial y del mundo, con la vista puesta en configurar el retrato robot del próximo Papa.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Entre esas alocuciones púrpuras, ‘Vida Nueva’ ha podido confirmar que una mayoría notable de las intervenciones correspondían a cardenales eméritos que no tienen derecho a voto en la Sixtina, pero que sí buscan influir con sus intervenciones a los electores, especialmente a los llegados de países alejados y novatos en el desafío que tienen por delante.
Controlar la narrativa
Tal y como adelantó esta revista ayer, estos purpurados mayores de 80 años, fundamentalmente italianos, habrían compartido una visión catastrofista de la realidad frente a lo que reivindicaron “la doctrina moral y la tradición de la Iglesia” como único baluarte de salvación. “En algunos momentos dio la sensación de que la única tradición es el magisterio de Juan Pablo II, ignorando tanto a Benedicto XVI como a Francisco”, exponen fuentes eclesiales que da a entender que esa hilera de discursos parecía corresponder a “una estrategia de controlar la narrativa”.
Pero, ¿representan a la mayoría? Esta fuente asegura que ese sentir “no corresponde con lo que luego hablamos en la entrada y en los descansos los demás”. O lo que es lo mismo, quienes comparten esa mirada negacionista de los pontificados de Ratzinger y Bergoglio no representarían, en principio, a la gran masa del Colegio cardenalicio.
“Los pocos cardenales electores que intervinieron, iban por otro lado, con otro tono más conciliador, con verdaderas reflexiones para ahondar en el presente y futuro de la humanidad y de la Iglesia”, comenta otro eclesiástico que conoce lo que se vivió ayer en las congregaciones. Incluso pone en valor las alocuciones de dos cardenales: el italiano Mario Zenari, nuncio en Siria, y el cubano Juan de la Caridad García Rodríguez, arzobispo de San Cristóbal de la Habana.