Barbara Caranza es una restauradora especializada en la protección del Patrimonio Cultural en zonas de crisis que en 2013 fundó Chief, una asociación de voluntarios que se ocupa de la protección del patrimonio artístico e identitario. Es su trabajo el que ha proporcionado la primera y quizás la única ayuda concreta hasta ahora para los ucranianos en lo referente a la protección de sus obras de arte, amenazadas por la guerra.
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“En cuanto estalló el conflicto, Ihor Poshyvailo, director del Museo Maidán de Kiev, se puso en contacto conmigo de inmediato”, recuerda Caranza. “Los ucranianos sabían qué hacer para proteger sus obras, pero no tenían los medios para hacerlo”, añade. El primer paso fue reunir el material necesario, desde embalajes para trasladar las obras de arte en peligro pasando por bolsas vacías para rellenar con arena con el fin de proteger lo que no se pudiera trasladar, hasta extintores o generadores, y hacerlos llegar a Ucrania.
A continuación, tuvo lugar un encuentro telemático en el que se habló sobre la relación entre el arte y la guerra. Tras un curso de formación ‘online’ para hablar con los ucranianos, no solo sobre la protección de las obras, sino sobre cómo mantener a las personas seguras y cómo gestionar el estrés. Se mantuvieron distintos encuentros con el apoyo de dos psicólogas y psiquiatras expertas en el tratamiento del ‘burnout’: “Algunos estaban a punto de tirar la toalla. Hubo, directores ucranianos de museos de arte rusos que fueron acusados de traición”, recuerda Caranza.
Crimen de guerra
No es casualidad que la destrucción de bienes culturales e históricos se considere un crimen de guerra, como establece el Protocolo de La Haya de 1954. El último paso de Chief fue traer a Italia a un restaurador ruso: “Gracias al director del Museo Egipcio de Turín, Christian Greco, Olha Kulihina pudo salir de Ucrania durante un año”.
El trabajo de Barbara Caranza está ahora en una fase de pausa: “Estoy en contacto con todos, a la espera de entender qué más podemos hacer. Ayudar a la gente en estas situaciones no es fácil porque hay que saber qué se necesita y cómo hacerlo”.
*Reportaje original publicado en el número de febrero de 2025 de Donne Chiesa Mondo.